A Coruña posee 76 contenedores para depositar el aceite, un ingrediente imprescindible en la vida diaria que puede generar un perjuicio medioambiental de no reciclarse. Cada mañana, las Mulleres Colleiteiras recorren la ciudad para retirar estas botellas con el líquido usado. A pesar de la relevancia de su labor, algunos desconocen el papel de estas seis trabajadoras en el día a día y las dificultades que vivió este proyecto desde sus inicios hace más de diez años.
Juan Aradas, impulsor de esta iniciativa, explica que surgió ante las limitaciones de los planes de erradicación del chabolismo de la Xunta en 2015. Aradas relata cómo el traslado de la gente que habitaba el poblado de Penamoa les proporcionó pisos de alquiler, pero olvidó un punto básico para el mantenimiento de la vida: “No contemplaban algo tan básico como el empleo”.
Dada esta necesidad, Aradas y sus compañeros buscaron un medio de vida para los habitantes de Penamoa, a pesar de la oposición: “La contestación que tuve fue ‘Pero, Juan, si más de la mitad de mi familia está en el paro, ¿cómo me vienes a hablar de empleo para los gitanos? Era como si esto fuera un diezmo cristiano en el que sólo podemos repartir trabajo cuando nosotros tengamos pleno empleo”.
Obstáculos burocráticos como la necesidad de carnet de recogida y las dificultades que sufrieron los gitanos para recoger chatarra ante la creación de los puntos limpios, hicieron que se plantease el proyecto ‘Mulleres Colleiteiras’. “Buscamos qué era lo que no se recogía en esta ciudad, y así empezamos con el aceite”, añade Aradas.
La iniciativa empezó con 22 voluntarias y recibió una cálida acogida de la ciudadanía. El desconocimiento sobre como deshacerse del aceite hizo que la labor de estas mujeres fuese muy bien valorada por la mayoría, aunque no evitó que hubiesen nuevas complicaciones. “La Policía Municipal identificaba a las mujeres todos los días”, detalla el fundador, aunque tambien resalta cómo la gente empezó a depositar las botellas en los contenedores sin necesidad de campaña informativa: “Siempre nos apoyaron. No tenemos más que decir de la ciudadanía de Coruña. La administración es otra cosa”.
Las dificultades hicieron que esta primera agrupación de Colleiteiras seleccionar sólo a tres personas para continuar, pero su labor persistió hasta granjearse en un lugar especial en la ciudad. Actualmente seis mujeres forman la agrupación y su labor es reconocida por instituciones como la Xunta desde 2016. Recientemente, Repsol asignó a la cooperativa la recogida y gestión del aceite utilizado en sus gasolineras. “Nuestro objetivo de cara al futuro es que la empresa sea más rentable. Si es más rentable, podrán entrar más mujeres a las que ayudar”, explica Aradas.