Si a un peatón en A Coruña le diera un alto un policía local para informarle de que va a sancionarle por circular por el lado izquierdo de la calzada, probablemente creería que se trata de una especie de broma. Y sin embargo, con la normativa de circulación (articulo 112 del Reglamento General de Circulación) es la mano, es cierto. El imprudente peatón podría tener que pagar una multa de cien euros. Sin embargo, de ocurrir esta escena, más que una simple estadística, se trataría de un hecho histórico “Nunca hemos multado a nadie por ese motivo. Por lo menos, en treinta años”, confirman fuentes de la Disciplina Vial de la Policía Local. Es, probablemente, la única multa de tráfico que los agentes municipales no han impuesto jamás.
Aunque pueda parecer lo contrario por la gran cantidad de coches que circulan a diario por la ciudad, pasear es uno de los métodos favoritos de desplazamiento de los coruñeses. Casi el 50% lo hacen a diario, según datos del PMUS (Plan de Movilidad Urbana Sostenible). Pero desplazarse a pie se vuelve más difícil en el centro, en lugares atestados como la calle Real, donde los peatones se cruzan y a veces topan los unos con los otros. Esto no ocurre con el tráfico rodado, simplemente porque los conductores tienen la obligación de circular por el lado derecho, pero sí ocurre con los que se desplazan a pie.
La calle Real es un ejemplo muy claro de esto por tratarse de una vía relativamente estrecha, como tantas otras del centro histórico. Su paralela, la calle Olmos, es otro caso. Pero también ocurre a menudo con el Paseo Marítimo en el tramo que discurre frente a las playas del Orzán y Riazor. Son muchos los que prefieren caminar junto a la balaustrada de hormigón contemplando el paisaje en vez de caminar siempre por el lado derecho de la acera, así que son frecuentes los encontronazos. La circulación ha mejorado durante el mandato pasado, cuando se construyó una pista para corredores sobre los raíles del antiguo tranvía, pero sigue siendo un problema, sobre todo cuando hay mucho público.
Pero no se trata solo de caminar por el lado incorrecto de la acera. Cruzar con el semáforo en rojo, una práctica mucho más peligrosa, tampoco se sanciona en A Coruña. Por lo menos, no aparece reflejado en las memorias anuales que elabora la Policía Local, lo que parece indicar que su incidencia es anecdótica.
En realidad, el 72% de las multas que impone al año la Policía Local se agrupan bajo el epígrafe de “ayuda a la movilidad”. Es decir, sobre todo por estacionamiento, como aparcar en zona de carga y descarga, en pasos para peatonales, o en lugares reservados para el transporte público o para conductores con movilidad reducida. En 2023, último años del que se han publicado estadísticas oficiales, la Policía Local tramitó 32.436 sanciones.
El siguiente grupo más numeroso es del ‘prevención de accidentes’. Es decir, las conductas que se han sancionado porque se consideran peligrosas para la seguridad vial. Por ejemplo, circular sin cinturón, no obedecer señales, beber mientras se conduce, o conducir de modo temerario. En este apartado se incluye no respetar la señalización semafórica, pero solo para vehículos. Ese año se contabilizaron 35 casos, pero ninguno de peatón.
En los últimos años, los patinetes y las bicicletas han comenzado a invadir el espacio de los peatones
El resto e las sanciones que impone la Policía Local (un 9,4% del total), ni siquiera tienen que ver con tráfico, sino que se refieren a funcionamiento de servicios, conservación del patrimonio y servicio del ciudadano.
Visto así, parecería que los peatones disponen de una bula en A Coruña. Pero lo cierto es que los que se desplazan a pie también tienen problemas, porque su espacio se ha visto invadido por los nuevos Vehículos de Movilidad Personal (VMP), y por bicicletas, que en el último año han alcanzado mucha popularidad, gracias sobre todo al servicio municipal de alquiler de bicicletas, BiciCoruña. Como vehículos, su lugar para circular es la calzada, pero muchos invaden la acera.
En los últimos años, el Ayuntamiento ha tratado de ampliar el máximo el espacio destinado a los peatones, peatonalizando las calles o humanizándolas, lo que significa ensanchar las aceras, cuando el cierre al tráfico rodado no es posible. El ejemplo más reciente es el de la calle de San Andrés, que se inauguró el viernes. Pero nunca parece haber espacio suficiente. Habrá que recordar lo que Rey dijo recientemente: “Es una cuestión de convivencia, de utilizar el espacio publico de manera racional y saber que hay hueco para todos”.
Mientras A Coruña espera la próxima ordenanza de Movilidad, que ya lleva años de retraso, es posible encontrar inspiración en los antiguos textos, como las ordenanzas municipales de 1903. En aquella época, el tráfico motorizado era todavía una excepción. No hay que olvidar que el primer automovilista de Galicia fue Ángel Durán Villarnovo, más conocido como médico Durán, que solo cinco años antes, había asombrado a todo el mundo circulando con “o coche do demo”, un Benz Viktoria importado de Alemania, que circulaba a quince kilómetros por hora.
Así que no había mucha necesidad de controlar el tráfico rodado, porque la mayor parte de los coruñeses se desplazaban en coche de caballos o a pie, sin olvidar los tranvías de mulas, que se incorporaron a las calles en 1903 y por los que al principio, los atropellos eran una constante. El capítulo II de las ordenanzas de 1903, señala en su artículo 99, que “es lugar preferente para el paso de todo transeúnte la parte de acera o de la calle más próxima a los edificios (muchas calles no tenían aceras en aquel entonces) que correspondan a su derecha”. También señala el documento que no pueden circular por la acera los peatones que lleven bultos que puedan dificultar el tránsito, e incluso prohíbe caminar llevando cargas por las calles en las que haya “gran concurso de gente”. En aquella época, el concepto de Vehículos de Movilidad Personal (VMP) como ahora se denomina a los patinetes eléctricos, entre otros, no existía, pero si el de “vehículos de mano” como podrían ser las bicicletas o los triciclos, así como las primitivas sillas de ruedas que empleaban las personas con movilidad reducida en aquella época. Los vehículos que utilizaba este colectivo se consideraban transeúntes a efectos de la normativa. Igual ocurría con los menores de edad.
Los actuales VMP estarán incluidos en el texto refundido de la ordenanza de Movilidad sostenible, que previsiblemente, el Ayuntamiento aprobará algún día. Ya lleva años de retraso, puesto que se esperaba que estuviera listo para 2021, sin que se haya dado nunca una explicación satisfactoria a tanta demora. En ese texto se reunirán y actualizarán todas las normativas, como la de vados, la ordenanza municipal de transportes o de subvenciones al servicio de movilidad urbana, o la de la ORA pero también la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), sin olvidar las ordenanzas de terrazas. A día de hoy, no existe una fecha para su aprobación, aunque se espera que ase lleve a pleno antes de que acabe el año. Y quizá, incluso, contenga alguna alusión a los peatones y como deben comportarse cuando transitan la acera, aunque es poco probable que sea tan estricta como la de los coruñeses de antaño.