Pacho Flores es considerado uno de los mejores trompetistas del mundo. Estos días se encuentra en A Coruña fortaleciendo todas las facetas musicales posibles, ya sea la de interpretación, composición o como maestro. Su residencia artística en la ciudad tendrá también cuota interpretativa: el domingo en el Palacio de la Ópera junto a la Orquesta Joven de la OSG; el 13, en Ferrol, y el 14 en el Palacio de la Ópera con la OSG; y, el 18, en el teatro Rosalía, con Pingüino González.
“Estoy extremadamente agradecido con esta residencia porque me ha dado la oportunidad de traer a Galicia los proyectos con los que estoy haciendo carrera por el mundo”, apuntaba ayer Flores, tras terminar un taller con la sección de viento de la Joven de la OSG. El trompetista se estrena en el ecosistema de la Sinfónica, aunque en el pasado ya actuó con la Filharmonía de Galicia o con Hércules Brass. “Es una tierra que me encanta visitar”, apunta el músico y compositor, que añade que “traer mis proyectos a Galicia es un sueño, porque puedo mostrar mis inquietudes como artista, todo lo que tengo en la cabeza”.
Flores tiene claro que el ecosistema de la OSG “es un ejemplo”. “Valoro mucho cuando las sinfónicas se toman muy en serio la educación”, porque “darle cobijo a una orquesta joven habla mucho y muy bien de una institución”. En el caso específico de la orquesta joven de la OSG, asegura que “estos muchachos no sólo están tocando bien, sino que muchos podrían estar en cualquier orquesta sinfónica europea o mundial, tienen una calidad, totalmente de exportación, y no me extraña porque los profesionales que tienen... pedazo de profesores”.
No acostumbramos a situar mentalmente a un trompetista solista al frente de una orquesta sinfónica, aunque cada vez sea más frecuente. “El motivo es la tradición del violín, violoncello, piano y canto”, apunta Flores, por su desarrollo pasado, “el violín suena hoy como hace 200 o 300 años”. “Nuestros instrumentos de metal siguen siendo embrionarios, yo estoy tocando con trompetas de cuatro pistones, una innovación que no tienen ni diez años”, afirma.
Hay un chico, Abraham Cupeiro, soy su primer fan, es una cosa espectacular, está haciendo un trabajo increíble
Habla de instrumentos que diseña en Stomvi, en Valencia, “por una necesidad musical o artística específica”. Así hizo crecer la familia de los fliscornos, “digamos que la mamá fliscorno ha tenido pequeños fliscornos”, dice entre risas sobre las nuevas creaciones, las cuales no se queda en su haber en exclusiva, sino que quedan disponibles en catálogo para quien las quiera adquirir.
Su vínculo con la música nació siendo muy pequeño, cuando su padre le ponía música en casa, ya fuese Beethoven o ritmos cubanos. Ese vínculo variado con la música le abrió la mente musical que tiene hoy en día, la cual le permite emocionarse al hablar de la importancia que tienen las músicas tradicionales de cada lugar y su influencia en el mundo. Sobre Galicia, Flores destaca que se enamoró de la muiñeira cuando la descubrió. Se quiere adentrar más en la música gallega, “hay un chico que toca instrumentos históricos, Abraham Cupeiro, soy su primer fan, es una cosa espectacular, este señor está haciendo un trabajo que te mueres, increíble”.