Pedro Ruiz convertirá el día 18 el teatro Colón en el salón de su casa, o en el del público, para contar su vida en base a las anécdotas que ha experimentado durante su vida con propios y extraños. Será con el espectáculo ‘Mi vida es una anécdota’, a las 20.30.
¿Qué va a ver el público?
Es mi espectáculo número 30, no tiene nada que ver con los anteriores. Es muy cercano, amable, sencillo. No se trata de una conferencia, no es que vaya a contar mi vida en tono conferenciante (ríe), no, es un espectáculo con gran pantalla, con canciones, con parodias, con participación de la gente y, sobre todo, contando la verdad de las cosas que explico.
Dice que es el más íntimo de los 30 que ha hecho en teatro.
Sí, porque convierto el escenario en el salón de mi casa. Entonces, el público está en el salón de mi casa o yo en el de ellos. Tiene ese tono cercano, que no le quita punto de espectacularidad. He descubierto a estas alturas, que estoy empezando, porque me queda muchísimo por hacer en la vida si tengo salud, que este tono funciona muy bien porque, frente a los grandes espectáculos de los estadios, con grandes montajes, zepelines, confeti y fuegos artificiales, a mí esta puesta en escena me gusta mucho más, no es que yo pudiera hacer lo otro, o sí, no lo sé, pero cada día tengo más pasión por la sencillez.
Contará anécdotas que le han sucedido a lo largo de su vida, no sé si podrá adelantar alguna...
No me gusta hacer spoilers, porque para eso hago el espectáculo (ríe), pero he tenido que elegir entre las muchísimas que me han pasado. No va de decir ‘Miren qué vida tan interesante tengo’, que afortunadamente la tengo y espero seguir teniéndola, va de quitarnos importancia. Va de decir ‘miren ustedes, al rey, a la princesa, al que ha ganado el Nobel, a este, al otro y al otro le pasan las mismas cosas que a nosotros’. No somos distintos, lo único que cambia es el maquillaje.
Viene en pleno mes de octubre. ¿Toca visita a la playa de Santa Cristina como acostumbra cuando viene por estas tierras?
Creo que me han puesto en otro hotel, pero el hotel tiene piscina y me tiraré a ella como siempre, como hago en casa. Ahora, cuando colguemos, me voy a tirar en mi piscina. Todavía no es invierno, no tiene mérito, pero lo hago todos los días del año. Si tengo agua al lado, al agua voy. El agua es un gran regenerador del espíritu y de la fuerza, si no te constipas, que yo no me constipo ya, es como renacer. Te tiras de mal humor y sales dispuesto a escribir una ópera.
Además de Santa Cristina, ¿tiene algún otro lugar en Galicia que le guste visitar cuando viene?
Pues tengo una amiga, que vive en Moaña, que es muy bonito. Tengo un amigo allí, que ha trabajado en la televisión gallega, y le digo siempre: ‘Yo a gallego no llego, pero me esfuerzo’ (ríe). Galicia me gusta especialmente porque creo que el gallego, esto es algo dicho a vuelapluma, no es una persona que posturee por presumir, presumirán como en todos los sitios, pero no tienen el afán de deslumbrar a los otros, tienen su vida y en su vida organizada te acogen, eso está muy bien.
¿Cómo se alimenta la creatividad para seguir teniendo nuevas ideas y que funcionen?
Mira, si yo viviera 1.000 años haría 50.000 cosas distintas. A mí me gusta cambiar y hacer zapping de inquietudes. La creatividad está en la observación, somos todos muy divertidos y muy tristes o muy canallas y, si nos observamos, todo eso es un espectáculo. Ahora mismo, con el rollo de lo digital, que a mí me parece una de las dictaduras mayores que he visto, pues han cambiado las costumbres. ¿Ha cambiado el fondo? No. Pero las costumbres sí. Antes se decía ‘te quiero’ y ahora te mandan un ‘like’. Eso es parodiable en el sentido de que, como somos un chimpancé mal terminado, adquirimos tics de lo que es la moda, pero la moda no es la esencia.
Comenta lo de la dictadura digital, últimamente lo vemos a menudo en Instagram y X.
Esas cosas las grabo con teléfonos de gente que trabaja conmigo. Los que me distribuyen el teatro me pidieron que hiciera un comentario cada día. Para mi sorpresa, en cinco o seis meses creo que tengo 80.000 seguidores. No entablo ningún tipo de polémica, no me peleo para nada, porque creo que pelearse es inútil.
¿Es hoy más o menos complicado hacer humor? No solo por los cambios sociales, sino por la avalancha de contenido que vivimos.
El planeta lleva aquí 4.500 millones de años. El Universo 14.000 millones. Estamos contando el año 2024 de unos tontos que tienen un TikTok en un teléfono, creo que tenemos una inflamación de ombligo extraordinaria. El humor consiste en tomarse a broma a uno mismo. Hay humores serios, como el de Gila, hay humores de monologuista, algunos son hondos, otros anecdóticos... Pero el humor de verdad es la manera menos suicida de decir las cosas más serias.