A Coruña es una ciudad compacta, lo que en principio la hace ideal para caminar. La Concejalía de Movilidad siempre promociona el desplazamiento a pie, por considerarlo sostenible, aunque los coruñeses ponen en tela de juicio ese adjetivo cuando tienen que afrontar una de las empinadas cuestas que abundan en O Castrillón o en Os Mallos. Para los peatones, la ronda de Outeiro, la avenida de Arteixo o la de Monelos son sus propios puertos de montaña, comparables a los de cualquier vuelta ciclista.
En realidad, solo barrios como Pescadería o Labañou pueden considerarse prácticamente llanos. La mayor parte de la población de la ciudad vive sobre una colina, que si bien es fácil de abandonar cuando el camino es cuesta abajo, resulta un suplicio escalar. No hay coruñés que no haya estado a punto de desfallecer al comenzar la larga subida desde la plaza de Pontevedra hasta la ronda de Nelle, o desde la rotonda de Monelos hasta O Castrillón, por poner un ejemplo.
Evidentemente, ninguna de estas cumbres puede compararse con la que escalan los ciclistas. Los 84 metros sobre el nivel del mar a los que llega la carretera de Eirís no pueden compararse a los 3,39 kilómetros del Pico Veleta. El cruce de la ronda de Nelle y Outeiro, por más que sea uno de los puntos más altos de la ciudad (también con 84 metros), tampoco tiene nada que ver con los 1,57 kilómetros del Angliru, pero lo que cuenta, además de la altura, es la pendiente, y A Coruña tiene algunas cuestas muy pronunciadas que no tienen nada que envidiar a las que desafían a diario los vigueses.
Una de las que más destaca es la de Pla y Cancela, con una pendiente promedio de 5,3% de inclinación, muy poco si se compara con los 12,2% del Angliru, por ejemplo, pero suficientemente para hacer jadear a cualquier coruñés que no se encuentre en forma. Actualmente, está siendo reformada, con mejoras de accesibilidad para subir los últimos metros de una de la cuestas más emblemáticas de la ciudad.
Igualmente temida es la empinada avenida de la Concordia. El desnivel que separa a los habitantes de Os Castros y los de O Castrillón es nada menos que de 23 metros, y la avenida es tan empinada que supone todo un desafío para los peatones de más edad o con problemas de movilidad, con un 5,1% de pendiente promedio. Por eso, hace unos años, el Ayuntamiento instaló un ascensor en la parada de la rotonda de Os Castros, aunque los vecinos se quejan de que no llega (ni muchos menos) hasta lo más alto.
La más larga de las vías de la ciudad, la ronda de Outeiro, también es una de las más accidentadas, porque tiene dos ‘cumbres’: la del cruce de la avenida de Finisterre (84 metros) y la de calle Montiño (38 metros). El tramo más empinado de toda la ronda de Outeiro resulta ser el que va desde la avenida el Ejército a Montiño, con un 6% de pendiente promedio, pero también el más corto, con 280 metros. Por la otra cara, la pendiente es del 4,4%.
Pero el cruce de la avenida de Finisterre con la ronda de Outeiro es más importante porque es el punto en el que confluyen tres de las más importantes y largas cuestas de la ciudad, aquellas a las que todo coruñés se ha tenido que enfrentar en alguna ocasión: desde Manuel Murguía, la pendiente promedio es del 4,3%. Desde la avenida de Arteixo, nada menos que del 8%, una de las más empinadas de la ciudad. En cuanto la avenida de Finisterre, también es otra de las más pronunciadas, con un 5%.
Mención aparte merece Monte Alto, cuyo nombre no es casualidad. Con sus 61 metros de altura en su punto más elevado, que es calle Marola, no es tan alto como O Ventorrillo o Monelos, aunque destaca mucho más por su proximidad al mar. Ese desnivel queda patente cuando se pretende subir desde el Paseo Marítimo.
Por ejemplo, en la cuesta de Matadero, pequeña pero muy pronunciada: en 92 metros escala 11 en vertical, lo que explica que su pendiente promedio sea de casi el 12%. Pero no muy lejos se encuentra la calle de Santa Teresa. Aunque no muy conocida, es de las más pronunciadas, con una pendiente del 18,6%. Quizá debería intercambiar el nombre con la calle Amargura, en la Ciudad Vieja, a pesar de que es tan pronunciada como Pla y Cancela, con 5,38% de pendiente media, parece llana comparada con esta pequeña calle de Monte Alto.
Los sucesivos gobiernos locales han tratado de aliviar el esfuerzo que supone remontar tantas cuestas instalando ascensores y escaleras mecánicas en lugares estratégicos. En 2014 se dispuso el pequeño elevador del cruce de la calle Ramón Cabanillas con la avenida de Arteixo, donde existía un desnivel de cuatro metros, y le han seguido las escaleras mecánicas de Maestro Clavé, de la plaza de San Agustín y más ascensores, como el ya mencionado de Os Castros, así como el de Capitán Troncoso.
Se están concluyendo dos más, uno en O Castrillón, en Pintor Villar Chao, y entre Adelaida Muro y Ángel Rebollo, en Monte Alto. Pero la más reciente ayuda para los coruñeses ha sido BiciCoruña. En efecto: el Laboratorio da Mobilidade de la UDC había estudiado el servicio de alquiler de bicicletas municipal y había descubierto que los coruñeses bajaban las cuestas en bici, pero las subían a pie. El incremento de las bicicletas eléctricas ha acabado con estas diferencias. Montados en ellas, los coruñeses se atreven con cualquier cuesta. Por eso se han encargado vehículos 300 más. Seguro que a los ciclistas les gustaría contar con una cuando tienen que afrontar uno de esos tremendos puertos de montaña.
Pla y cancela escala hasta la ronda de Nelle desde la Cuesta de la Unión y es una de las más empinadas de la ciudad, con un 5,3% de pendiente promedio en sus trescientos metros. Actualmente se halla bajo obras para una reforma que mejorará su accesibilidad. Pero muchos coruñeses cuentan la subida desde la Cuesta de la Unión, porque la utilizan para llegar desde Juan Flórez y esta tiene una pendiente el 7%. Son, en total, 460 metros de recorrido que se hacen eternos a los coruñeses, de manera que muchos prefieren enfrentarse a ella en bus. Sobre todo, ahora que se encuentra en obras. La superficie total que se renovará entre las calles Pla y Cancela y Juan Castro Mosquera será de 6.500 metros cuadrados: 3.170 en zonas verdes y aceras y 3.400 en calzada. Este trabajo, que comenzó en junio, durará seis meses y cuenta con un presupuesto de 1,1 millones de euros de fondos europeos Next Generation.
Esta calle hace honor al nombre de su barrio, Monte Alto, con un 18,6% de pendiente, aunque con escaleras.
También en Monte Alto, tiene una inclinación media del 12%.
El tramo más empinado es entre la avenida de Finisterre y la de Arteixo, con un 8% de inclinación media.
Une Juan Flórez con Pla y Cancela y tiene un 7% de inclinación.
Entre la avenida de Os Mallos y Cuatro Caminos, la pendiente promedio es de 6,8%.
Esta calle de la Ciudad Vieja es igual de empinada, con un 5,38%.
Una de las más famosas, con un 5,3% de inclinación media.
Una maldición para los vecinos de O Castrillón, con un 5,1%.
Un largo camino a recorrer, de casi 1,2 kilómetros con un 5% de pendiente.
Con un 4,5% de inclinación media, esta calle conecta Juan Flórez con el Palacio de la Ópera.