El anuncio del Gobierno local de que se instalará un quinto contenedor en las calles desvela la incógnita del futuro de Nostián, que se mantenía desde diciembre del año pasado cuando las protestas del Consorcio As Mariñas obligaron al Ayuntamiento a dar marcha atrás a su anteproyecto de contrato. Pero situar un nuevo contenedor en las calles tendrá importantes repercusiones. En primer lugar, obligará a reducir miles de plazas de aparcamiento para dar cabida a los nuevos recipientes. En segundo lugar, disparará los costes del contrato de contenerización y de transporte y, en tercer lugar, puede poner en peligro el Consorcio As Mariñas.
Por el momento, la alcaldesa, Inés Rey, prefiere navegar entre dos aguas: por un lado, alaba el modelo actual (basado en dos contenedores de orgánico e inorgánico, además de otros dos de cristal y cartón) por su superior eficacia en el reciclaje y, por otro lado, señala que es necesario aplicar el quinto contenedor (de envases ligeros) por imperativo legal. En realidad, ya había anunciado este cambio en diciembre.
Al margen de sus efectos sobre la eficiencia en el reciclaje, sí está claro el impacto que tendrá sobre la movilidad, puesto que instalar un nuevo contenedor obligará a reducir aún más el limitado espacio que está destinado al aparcamiento. Las estimaciones varían entre la supresión de 1.200 y de 1.400 plazas de aparcamiento por toda la ciudad. Hay que tener en cuenta que, probablemente, se agrupen varios contenedores en lo que se denomina una isla, de manera que los coruñeses tendrán la basura más lejos.
Según los datos del contrato de contenerización de la ciudad, que se renovó a finales de 2020, existen 9.000 unidades de distintos tipos en la ciudad. Fue ese año cuando se introdujeron los contenedores de color gris para los orgánicos, mientras que los inorgánicos conservaban su característica tapa amarilla. El nuevo contenedor para envases ligeros se situaría junto a estos últimos, mientras que el de vidrio y cartón/papel continuarían formando pareja.
El quinto contenedor no solo roba espacio, también supone un sobrecoste: la actual concesionaria, la UTE Atlántica, fue la que cambio los contenedores antiguos, ya muy deteriorados, por los nuevos que se pueden ver por la ciudad. Son 2,7 millones de euros del contrato que se concedió en enero de 2020 y que ahora tendrá que aumentar de forma importante (probablemente superar los tres millones) sin contar las obras para acomodar los recipientes.
Además, el contenedor aumentará también el coste del transporte porque ese contenedor, el de envases ligeros, también tiene que ser recogido y vaciado por la UTE Prezero. Será necesario hacer más viajes o comprar más camiones para cubrir el servicio. Pero hay que señalar que una reciente sentencia del TSXG invalida el contrato de PreZero (que, de todas maneras, quería romper) y deja la concesión sin ningún posible adjudicatario. El servicio se tendrá que prestar de manera irregular mientras se redacta un nuevo contrato que introduciría la carga lateral.
El cambio de modelo de reciclaje pone en jaque la participación de los municipios del área agrupados en el Consorcio As Mariñas, y que son necesarios para la viabilidad de la planta, puesto que aportan cerca del 50% de la basura. Sin el Consorcio, no resultaría viable la actual planta de reciclaje. El presidente del consorcio, José Antonio Santiso, pide explicaciones ante una situación sobrevenida. Existe el peligro de que decidan comenzar a enviar su basura a la planta de Sogama, donde los desperdicios se incineran en su mayor parte, señalan sus detractores.
La concesión de recogida del Consorcio termina en 2025 y aunque esta la realiza Cespa, y no Albada, que es la concesionaria de Nostián, es inevitable que esta también se vea afectada de forma importante. No solo por el coste de los contenedores en sí, sino porque también encarece el transporte y, por si fuera poco, es posible que bajen los ingresos relacionados con la recuperación de materiales.
Como la propia alcaldesa reconoce, el actual sistema es más eficiente que el de cinco contenedores que es, por ejemplo, el que emplea Sogama, y la mayor parte de las plantas de reciclaje del país. En efecto, aun estando obsoleta, Nostián recupera unos 30 kilos de envases por habitante y año frente a los 15 de Sogama.
Los envases son importantes porque Ecoembes, la entidad que agrupa a los mayores fabricantes de estos, paga por su retorno. Esto supone la mayor fuente de ingresos de una planta. Al reducirse, se encarecerá la tasa de basura a pagar por los coruñeses.