Si una hipotética academia de la lengua coruñesa tuviese que vestirse de Fundéu y elegir la palabra del año en la ciudad, sin lugar a dudas la que se llevaría la palma en los pocos días transcurridos es banco, después de que el de la calle Compostela se convirtiese poco menos que en el punto más famoso de la ciudad y el que atrajo las miradas de los más curiosos... e incluso de una cámara de vigilancia para evitar nuevos disgustos. Sin embargo, sería injusto que la excepción se convirtiese en adalid de lo que ha supuesto todo un soplo de aire fresco, en el sentido más estricto de la expresión, para la ciudadanía: el fomento de la movilidad ha ido de la mano de puntos estratégicos para los viandantes y una proliferación en múltiplos centenarios de lugares para sentarse, descansar y tomar oxígeno para proseguir el camino. 

Según cálculos municipales, en la actual mandato del Gobierno local se han superado las 330 instalaciones, remodelaciones, actualizaciones y demás trabajos sobre bancos, con un crecimiento por encima del cinco por ciento y una ‘población’ que ronda los 7.000, cifra fijada como objetivo por María Pita de cara a este año y que será una realidad. Los diferentes tipos de bancos han ido asentándose en todos los barrios de la ciudad, de la mano un proceso de humanización que ha llevado a los peatones a ganar hasta 55.000 metros cuadrados a lo largo de toda la geografía municipal. 

Las formas en las que el peatón ha comenzado a desplazar al automóvil son diferentes según el tipo de proyecto y van desde bulevares al estilo de la remozada avenida de Arteixo o el futuro tránsito de la ronda de Outeiro al Paseo Marítimo a través de Labañou hasta sendas verdes como la propuesta por los vecinos de O Ventorrillo en dirección a Bens. En este último caso, lo que en la legislatura de Javier Losada surgió como una idea casi utópica ahora encaja perfectamente en la idea de A Coruña del actual Gobierno municipal. De hecho, con el camino prácticamente marcado por la naturaleza la línea de actuación solicitada pasa por señaléctica... y bancos. 

Que todo responde a un plan se ajusta completamente a la terminología oficial y tiene que ver con el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS): las rondas peatonales como sucesiones de calles que invitan a caminar. Que A Coruña sea caminable prácticamente de punta a punta como ensoñación, con permiso de los barrios periféricos como Feáns o Novo Mesoiro. Sin embargo, como quiera que dentro de ese plan no caben solamente atletas de élite o corredores de fondo, sino que también es una invitación a mejorar la salud de los mayores, cada actuación va de la mano de zonas de descanso estratégicas. 

La idílica postal de la charla distendida en un paseo dentro de un gran pulmón verde, con tiempo y espacio para respirar está cada vez más cerca de convertirse en un reclamo y realidad de A Coruña, lo que la acerca cada día más al paradigma europeo de ciudad ideal.

Pilar y su banco personal
Una de las imágenes más tiernas y difundidas tuvo lugar el pasado mes de julio, con motivo de la apertura de la calle de Cortaduría, en la Ciudad Vieja. En este caso el nuevo banco instalado tuvo que ver con una petición popular para que Pilar Diéguez, a sus 90 años y tras media vida en el mismo edificio, tuviese uno de esos cientos de bancos en la puerta de su casa para ver pasar el día a día como se merece. Tuvo ocasión de inaugurarlo sentada junto a la alcaldesa Inés Rey. 

El de Pilar es un modelo de piedra, acorde con la calle en la que encaja. Y es que la oferta de bancos tiene mucho que ver con la diversidad de propuestas y proyectos de la ciudad. Básicamente, pueden dividirse en piedra, hormigón y madera, los preferidos por los vecinos y también los que requieren de un mayor y más constante mantenimiento. Exigen en sus peticiones, además, que gocen de su correspondiente respaldo. Y es que la experiencia tiene en el momento descanso, relax y reponer fuerzas uno de sus clímax.