El Circo de Artesanos acogió una actividad novedosa dentro de esta edición del salón del cómic Viñetas desde O Atlántico: un encuentro entre editoriales y  dibujantes. Manuel Cráneo, director del salón reconoció que “hai xente que pode ter un baño de realidade pero é o mellor que te pode pasar se queres dedicarte a isto profesionalmente”. El método es sencillo: se reserva unos minutos a cada dibujante con un editor profesional, alguien que lleva años editando libros y que le dará toda clase de consejos. 

“O peor que che pode pasar é que che dean falsas esperanzas”, asegura Cráneo que considera que precisamente por eso, este encuentro es uno de los más importantes de Viñetas desde o Atlántico. “É unha experiencia que nunca se fixera deste xeito e que é necesaria. Así criba un pouquiño á xente que quere entrar neste sector ”, añade. Aunque algunos se puedan llevar un chasco, también puede darse el caso de que un ilustrador bajo de ánimos reciba una inyección de moral.

Cada uno de los aspirantes acude con un portfolio con una muestra del trabajo que hace, su técnica, su estilo, sus acabados, pero pocos trajeron algo rematado. Ese será el objetivo para el año que viene, reconoce Cráneo. Animar a los autores a que presenten un proyecto como tal: páginas de muestra con un guion, un argumento. “Os teus dibuxos son moi bonitos pero ¿eres capaz de narrar con imaxes?”, aclara. 
Las mesas estaban ocupadas por representantes de Nuevo Nueve, La Cúpula, Grafito Editorial y Andrade Cómic. En las butacas frente al escenario esperaban los ilustradores, como Lara, especialista en dibujar animales. “Espero que me den sugerencias e ideas sobre cómo mejorar de cara al mundo editorial”, explica la joven, que reconoce sentir “miedo” sobre cómo enfocar el portfolio para ser más comercial. “Me preocupa más el marketing que el trabajo de ilustración, porque en la ilustración ya tengo mi propio estilo”, confiesa. 

“Yo espero que ojeen y me den alguna sugerencia. También tengo un par de proyectos, a ver si les interesa, es la primera vez que lo intento”,  comenta otro dibujante, que a sus 34 años  se ha dedicado a realizar storyboard. Muy cerca de él se sentaba Alejandro, al que le gustaría hacer cómic e ilustración. “A ver si les interesan mis proyectos, pero el mundo de la ilustración es muy competitivo. Hay mucho nivel”, admite.