Acostumbran el refranero y la tradición popular a adelantar expresiones que la ciencia confirma posteriormente como válidas. No es el caso del “a mal tiempo buena cara” o “todos los días sale el sol” en las últimas fechas en el panorama nacional o en la ciudad, todavía convalecientes de las múltiples incidencias causadas por el paso de las borrascas ‘Gerard’ y ‘Fien’. Sin embargo, las rachas de viento huracanadas, la vehemencia de las olas del mar o las temperaturas especialmente gélidas tienen sobre nosotros un impacto que va más allá del sentido físico de la expresión para colarse en lo más profundo de la personalidad. Así lo aseguran los profesionales de la psicología y diversos estudios médicos relacionados con el tema.
El término meteorosensibilidad define la relación entre las variaciones climáticas y la influencia de éstas sobre nuestro cuerpo, ya sea de forma física o mental. Aunque no está considerada una enfermedad per se, el propio nombre al que se vincula, el paso para ejercer la medicina o el juramento hipocrático, conecta directamente con la investigación en la Antigua Grecia, cuando Hipócrates dejó un escrito llamado ‘Sobre aires, aguas y lugares’, En el mismo se buscaba establecer un patrón semejante al que en la sociedad contemporánea justifica el concepto de personas meteorosensibles.
Apenas llevan 48 horas de estancia en la ciudad, pero ‘Gerard’ y ‘Fien’ no se irán del todo hasta el fin de semana, con una lluvia persistente y constante que, aliada con un viento gélido, harán más desagradable cualquier actividad al aire libre. También buena parte de las reuniones sociales relacionadas con las esas actividades.
Aunque el papel de las borrascas sobre el estado de ánimo sea puntual sí constituyen agravantes en una ecuación que acostumbra a convertir enero en un mes triste de por sí: final de vacaciones, económicamente cuesta arriba y todavía con cierta incertidumbre social, especialmente en aquellos que vieron finalizados sus contratos después de la campaña navideña.
Un aspecto de seguridad como las alertas rojas y el recomendable encierro lleva de vuelta en muchos casos a un confinamiento que mantiene horas de cargo de trabajo en las consultas psicológicas. “La pandemia fue una auténtica locura; aún estamos tratando a personas con problemas derivados de esa etapa, principalmente en un ratio de edad entre 17 y 25 años”, confiesa la psicóloga María Teresa Peña Tuñón.
Muchas argumentaciones de los profesionales, y de buena parte de los estudios, se reducen a la falta de luz y cómo nuestro cuerpo reacciona. No resulta novedoso o extraño en el invierno coruñés, aunque su recrudecimiento y permanencia sí incrementan los efectos negativos en nuestro comportamiento. Al igual que la población de los países nórdicos lo tenemos de alguna forma en el ADN. Incluso, varios profesionales afirman tener pacientes que disfrutan de la estampa.
El próximo lunes volverá Lorenzo, según los pronósticos, y con ello, advierten los profesionales, comenzaremos la semana con energía y humor renovados. Y es que, volviendo a la sabiduría popular, al final acaba por salir el sol.
Así lo ven distintos profesionales de la psicología |
María Teresa Tuñón: “En las zonas de mucho viento el índice de suicidios es más alto” “Nuestro entorno nos influye y, cuando hace sol, la dopamina está a tope. También está demostrado que en zonas de mucho viento, como Valdoviño, el índice de suicidios que se denota es más alto. A pesar del mito, por ejemplo, es curioso que la primavera y el otoño son las estaciones en las que estamos más bajos”. |
David Doldán: “El mal tiempo siempre nos afecta, sobre todo por la falta de luz” “El mal tiempo siempre nos afecta, principalmente por la falta de luz y la luz es algo necesario también para que nuestro organismo sea capaz de digerir las vitaminas. El mayor índice de suicidios, como se puede comprobar en Estados Unidos, se da en ciudades con precipitaciones constantes, prácticamente todos los días del año”. |
Verónica Rey: “Si vengo con una mochila de problemas el temporal puede influir” “Está estudiado que, por ejemplo, el calor extremo incrementa la violencia, así que lo más importante es que a partir del lunes volvamos a un clima moderado. No somos una población triste, pero si vengo con una mochila de problemas el temporal puede influir. Contra lo que se puede pensar, la lluvia moderada es un factor de tranquilidad”. |
Marina González: “Fuera de casa hay más estímulos y el movimiento resulta fundamental” “Fuera de casa tienes muchos más estímulos, y el movimiento resulta fundamental. Para la gente con menos recursos el mal tiempo implica gastar dinero, porque salir de casa es sinónimo de meterse en un sitio y gastar por consumir o por realizar alguna actividad. Tengo pacientes a los que también este clima les resulta reconfortante”. |
Tania Luaces: “Renunciar ás relacións sociais implica un estado de ánimo baixo” “Non é o temporal en si mesmo, senón un mal tempo continuado que implica que esteamos máis na casa e renunciemos ás relacións sociais. Iso implica un estado de ánimo e motivacións máis baixas. A luz modifica o funcionamento do cerebro, así que a partires do luns todo será distinto. Nos países nórdicos asimilan doutro xeito”. |