Reportaje | Urbano Lugrís: un genio de la pintura

Reportaje | Urbano Lugrís: un genio de la pintura
Uno de los dos murales de Lugrís, en el Restaurante Fornos. 2010

Urbano Lugrís González, está considerado como un gran pintor de talento surrealista, hijo del político, escritor y asesor Manuel Lugrís Freire, quién fue uno de los fundadores de la Real Academia Gallega, había nacido en Sada el 11 de febrero de 1863 y fallece en la Coruña el 15 de febrero de 1940, fue un activo galleguista y uno de los fundadores también de las Irmandades da Fala, en su rebelde juventud, emigra a Cuba, de donde regresa en 1896, en compañía de Concepción Orta Iglesias, e ingresa como contable en la compañía de Aguas de la Coruña. En 1898 fallece su mujer, casándose en 1902 con Purificación González Varela, hermana del también pintor Urbano González.


      Urbano Lugrís, nace en la Coruña el 28 de enero de 1908 y fenece en Vigo el 23 de diciembre de 1973, cuyo seudónimo literario, era el de Ulises Fingal. Su niñez, se ve influida por el magnetismo que le imprime en el arte de la pintura Nacho Viéitez, en su formación sobre el lienzo y pincel, saliendo de esa situación pictórica un genio de las bellas artes. En un momento de confusión interna y de gran decisión por su parte, asumiendo el riesgo que conllevaba, deja sus estudios de peritaje mercantil de su ciudad natal y se marcha a Madrid en 1930, tomando parte en las Misiones Pedagógicas, con las que recorre parte de España, diseñando figurines y decorados de teatro para “La Barraca”. Siendo en esta etapa, cuando conoce a los poetas Federico García Lorca y Rafael Alberti. Al parecer durante la contienda civil, toma parte por los alzados, aunque no se conoce de forma fidedigna, salvo que haya algún documento que lo testifique.


     Urbano Lugrís, se casa con Paula Vadillo, de cuya unión naces dos hijos, Urbano y Paula Lugrís Vadillo, el varón también se encauza por la pintura al igual que su padre. Fundando en la ciudad herculina, en 1954, la revista Atlántida, en compañía de otros miembros Mariano Tudela y José María de Labra, participando de un modo muy activo en la escritura de artículos y poemas, además de incluir las respectivas ilustraciones y realizar el diseño de la cabecera de su portada. Trabajando con ahínco en los encargos pictóricos que recibe de su ciudad.


      Hay una curiosa anécdota que acontece en la presentación del Retablo del Descubrimiento, realizado en el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid cuya  obra es de Urbano Lugrís, en aquel trance de la inauguración, en que el Jefe del Estado, la visita, quedando impresionado de su trabajo, pregunta al autor, de donde era, éste le responde, paisano suyo, el general, intuyó que no le había entendido. Y volvió a inquirir, eso, ya lo sé, pero de donde. Del Ferrol de su Excelencia, respondió con tranquilidad Lugrís.


      Después de que el General Franco hubiese recibido la información de la obra ejecutada por Urbano Lugrís, le encarga, más tarde, que haga la decoración de varios camarotes de su yate Azor, en otra anécdota curiosa que acontece en la Asociación de Artistas de la Coruña, mientras exponía su obra en la ciudad, una señora, al verlo exclamó, anda el pintor de cámara, a lo que responde Lugrís, de camarote, señora, de camarote.
      Al fallecer su esposa, a la que se hallaba muy unido, se traslada a vivir a Vigo y allí le sorprende la muerte en 1973. Después de su fallecimiento en 1977, se lleva a cabo, la mejor exposición que se le dedicó al artista, que se efectúa en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y en el Auditorio de Galicia, de Santiago de Compostela, editándose un catálogo de dicha exposición y la publicación en facsímil de la revista Atlántida.


      El año 2007, Antonio Patiño, publica un libro sobre Urbano Lugrís, en el que desboza la vida y leyenda de este pintor surrealista, en el cual aborda su faceta literaria, por medio de sus poemas y relatos, bajo la firma de su seudónimo. Se llevan a cabo también numerosas exposiciones de su obra pictórica desde 1949 hasta el 2017, entre individuales y colectivas, de ellas en la ciudad de la Coruña se acogen las de 1960, 1964, 1975, 1981, 1989 y 2017, como individuales y en 1975, 1993 y 2017, las colectivas. Contando además con una obra dispersa literaria, repartida entre prensa y catálogos.    
      Entre sus murales más representativos de la ciudad co

ruñesa se hallan en la terraza del Hostal Linar, uno de caballos, muy dañado por el paso del tiempo, al estar a la intemperie.


      El mural de la Coruña del siglo XVI, situado en la antigua sede del Banco de Vizcaya, luego cafetería y hoy descansa en la entidad financiera Abanca, su estado es excelente.


      Mural de un paisaje urbano, en el antiguo Restaurante Fornos, de la Galera, es difícil saber su situación, dado el ruinoso estado del edificio.


      Dos murales, uno, un reloj de pared, en el lavabo de caballeros y otro en la entrada del local, de una ballena y velero, en el bajo de la calle de la estrella 10 que alberga el local de hostelería, A’Mundiña.  


      Toda su obra es una representación de su propia personalidad artística.

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