Los niños del colegio Calasanz disfrutaron de un mes de noviembre entre las criaturas más peligrosas de la  Tierra; al menos en la prehistoria. Los profesores de Infantil dedicaron sus clases a una iniciativa diferente y divertida para abordar la enseñanza con ‘Tras las huellas de los dinosaurios’; un proyecto educativo que aprovechó nuevas técnicas como el aula sensorial.

Las clases pasaron a ser espacios preparados para despertar la imaginación de los pequeños a través de sus sentidos. Examinar fósiles como paleontólogos o explorar este mundo perdido les permitió aprender con pocas instrucciones de sus tutores. “A partir de lo que manipulaban y descubrían, los niños sacaban sus conclusiones sobre la etapa Jurásica”, detalló David García, director de Educación Infantil y Primaria. “Se trabaja con texturas, volúmenes y graduábamos la habitación con temperaturas diferentes en cada rincón”.

Aparte del aula sensorial, hubo otras actividades con las que adquirir los conocimientos del temario oficial a través de los dinosaurios. Entre ellas cabría mencionar como contaron huellas para aprender los números o como siguieron el camino de estas criaturas para conocer los trazos. El mes jurásico finalizó con una “muda de piel”. Los niños se disfrazaron de dinosaurios y pudieron seguir el juego con rugidos infantiles, pero esta despedida no marcó el fin de su aprendizaje. 

García explicó que el aula sensorial surgió en el colegio este año. “Hemos tenido una formación muy profunda en este tema y ahora estamos muy contentos”.

Esta forma de enseñanza se estreno con la temática de otoño y unos buenos resultados que hicieron que se volviese a utilizar en “Tras las huellas de los dinosaurios”. Ante el segundo éxito y tras las fiestas de José de Calasanz, los profesores tienen seguro que el aula sensorial regresará