El fuerte viento, con rachas que llegaron hasta casi kilómetros de hora produjeron diversos daños por toda la ciudad, como tejas arrancadas o farolas colgando. Pero a estos previsibles incidentes se sumó un acto de sabotaje: unas manos anónimas arrancaron, doblaron o serraron los soportes de más de una docena de contenedores e basuras en distintos puntos de la ciudad, que comenzaron a rodar impulsados por el viento, lo que estuvo a punto de causar varios incidentes. 

La Policía Local fue la primera en actuar, persiguiendo los contenedores y trasladándolos a su sitio. Pero también fue necesario que los trabajadores de la empresa que se ocupa del servicio de contenerización hicieran horas extraordinarias para reparar todos los soportes dañados. Mientras tanto, los Bomberos actuaban en varios puntos de la ciudad, desde la Ciudad Vieja a Los Rosales, donde se habían detectado varias incidencias. 

En realidad, a pesar del tiempo inestable, el viento no comenzó a generar problemas hasta las seis de la tarde, cuando se recibió una llamada en el parque de Bomberos alertando de la caída de parte de un tejado en la calle Príncipe, en la Ciudad Vieja. De allí tuvieron que acudir a Almirante Oulate, en los aledaños del estadio de Riazor, donde una farola amenazaba con desplomarse. La siguiente parada fue la avenida de A Sardiñeira, donde un edificio que daba a la explanada presentaba daños en su tejado. El viento azotó también el Paseo Marítimo, arrancando un semáforo y dejándolo colgado de sus cables en el cruce de la calle de Santa Teresa, donde se bamboleaba con cada ráfaga. Eso sí, seguía funcionando. 

En cuanto a la autoría del sabotaje de los contenedores, no se ha identificado a nadie por este motivo. Algunas voces señalan, sin embargo, que durante la semana que viene está programada una huelga en la planta de reciclaje de Nostián y recuerdan que la última vez que hubo un conflicto de este tipo ardieron varios contenedores.