El Ayuntamiento de A Coruña anunció esta semana, la de la Movilidad, la licitación de la reforma del tramo entre la calle Nuestra Señora de la Luz y San Jaime, para transformarla en una plataforma única. Se trata del penúltimo paso para completar el proyecto de la ronda peatonal que unirá A Gaiteira con la calle Barcelona. Aunque todavía no se ha confirmado de forma oficial, fuentes municipales afirman que se espera licitar el último tramo (que va de Nuestra Señora de la Luz a la calle Barcelona) este mismo año, lo que permitiría completar este proyecto que comenzó con el primer mandato de Inés Rey.
Una vez esté listo, cualquier coruñés podrá recorrer a pie cómodamente la ciudad, si es que tiene ánimos para cubrir a pinrel los casi dos kilómetros que separan ambas zonas. El Ayuntamiento lo considera una de la actuaciones más importantes de este mandato. Anteriormente ya se han llevado a cabo reformas importantes, como la de Alcalde Marchesi o la de la calle Ramón Cabanillas, algunas de ellas muy discutidas por los vecinos, porque la humanización siempre implica la desaparición de plazas de aparcamiento.
En el caso de la obra que se pondrá en marcha antes de que acabe el año, afectará a una superficie de 1.640 metros cuadrados. La intervención transformará la calzada y las aceras en una plataforma única, de manera que el tramo será de prioridad peatonal. Son dos manzanas en las que aparcan 41 coches habitualmente.
Esto siempre provoca problemas, aunque la Concejalía de Movilidad, de la que es responsable Noemí Díaz, trata de buscar soluciones. Normalmente, reordenando el aparcamiento de en línea a en batería, aunque esto es difícil hacerlo en las estrechas calles del barrio de la Sagrada Familia. De todos modos, la alcaldesa declaró esta semana que “con este cambio reorganizaranse os espazos, tal como solicitaron os veciños”.
Hay que reconocer que ha sido durante el mandato de Inés Rey donde se ha avanzado más en la creación de esta infraestructura, que fue planeada durante el gobierno de Carlos Negreira, del PP. En su momento, no era más que una de las ocho rondas peatonales que contemplaba el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) que se redactó durante la etapa del PP en María Pita. Se proyectaban diez ejes peatonales (el de A Gaiteira-Agra do Orzán se denominaba Eje Este).
La ronda se trazó hace mucho sobre el papel. En 2015, la entonces concejala de Movilidad, la popular Begoña Freire, hablaba ya de un itinerario que “discurra por A Gaiteira, pase por Alcalde Marchesi y Puga y Parga, por el interior de Os Mallos, llegue a Ramón Cabanillas (el ascensor se había construido ese mismo mandato), cruce la Sagrada Familia y llegue a la calle Barcelona, en el Agra do Orzán”. En ese momento, todo parecía estar atado y bien claro.
Pero las peatonalizaciones siempre se han llevado a cabo a paso de caracol y se han centrado en calles con poco tránsito rodado, a veces callejones sin salida, como la calle Alcalde Puga y Parga. Después le tocó el turno a Ramón Cabanillas, en el último tramo, al pie del ascensor público que lo conecta con la avenida de Arteixo. De esta manera, afectaba a muy pocos vecinos y no había problemas de tráfico.
Sin embargo, todo cambió con la llegada de la pandemia. Se apeló a la necesidad de “espacios públicos de calidad” para mantener una distancia apropiada (aunque no tanta como para viajar en coche) y se aprovecharon los fondos europeos para impulsar proyectos que llevaban mucho tiempo en el cajón. Se trataba de ‘coser’ los tramos peatonales para generar un recorrido coherente.
El Ayuntamiento ha tenido que enfrentarse en muchas ocasiones a las protestas, no solo de la oposición, sino también de los vecinos, preocupados por la falta de espacio para aparcar. Pero, como señaló la propia Noemí Díaz, una vez se peatonaliza, nadie quiere dar marcha atrás. “A nadie se le ocurre que volviéramos a abrir al tráfico la calle Compostela”, comentó en un programa de Radiovoz este viernes.
Conviene no olvidar que la meta originaria de la ronda peatonal era llegar hasta el parque del Observatorio. Es decir, la zona verde que se encuentra alrededor de la sede de la agencia Española de Meteorología (Aemet). Los vecinos reclaman desde hace más de 40 años que se derriben los muros y se construya allí un parque, pero no ha habido avances significativos.
Actualmente, está en vigor un protocolo entre el Ayuntamiento y Aemet, que se firmó en marzo del año pasado por cuatro años. Sin embargo, ni siquiera se ha autorizado el acceso público al recinto desde la pandemia.