El periodo de admisión en la categoría de Infantil de los colegios municipales de la ciudad terminó el pasado 20 de marzo. Este año, se ofrecieron más de 1.400 plazas que atrajeron más de 1.000 solicitudes en los 45 centros académicos (27 Públicos y 18 Concertados y Privados). Este dato supone una bajada del 17,64% aproximadamente respecto a las 1.700 vacantes del 2023. A pesar de que el año pasado sólo un 8% de los centros obtuvieron más solicitudes que plazas, en este curso son ya catorce los colegios que se encuentran en esta situación, un 31%. Estas instituciones estarán obligadas a baremar, termino que hace referencia al proceso de selección de los admitidos.
Los criterios escogidos para la elección se centran en la vinculación del alumno con el colegio a través de un familiar que trabaje o estudie allí o en la proximidad de su vivienda al centro. Las catorce instituciones son: el Calasanz, Compañía de María, José Cornide, Juán Fernández Saavedra Latorre, Labaca, Liceo de la Paz, María Barbeito, Novo Mesoiro, Salgado Torres, San Francisco Javier, San Pedro de Visma, Wenceslao Fernández Flórez y Zalaeta.
“La Xunta tiene que baremar. Desde el Liceo asesoramos a todas las familias que vinieron, les ayudamos a conocer cuántos puntos tenían y les explicamos qué posibilidades tendrían para entrar. Algunos esperaron para realizar la solicitud a la ultima semana para valorar estas posibilidades”, apuntaron representantes del centro, aunque no proporcionaron el número exacto de solicitudes.
Esta alta demanda también dejó fuera a muchas familias que no podrán matricular a sus hijos en los colegios que tenían como primera opción. Su única esperanza reside en la lista de espera y la retirada de alguno de estos nuevos estudiantes para poder optar a la plaza.
Frente al alto porcentaje de niños admitidos, también hubo centros que quedaron por debajo de las plazas a su disposición. El CEIP Alborada apenas rozó la mitad de los 40 pupitres a su disposición con 18 estudiantes admitidos. No obstante, la mayoría de instituciones superaron la mitad de los espacios ofertados y en algunos casos rozaron la matriculación completa, como el Eusebio da Guarda con sus 58 alumnos frente a sus 60 plazas.
A pesar de no haber superado su oferta en esta ocasión, los cambios de última hora son una posibilidad que el centro contempla y que podrían obligarle a baremar en el futuro. “En julio siempre hay un reajuste de plazas después de la matriculación”, afirma la directora del instituto, Isabel Ruso, puntualizando que habían tenido más solicitudes que en ningún otro año anterior.
“Nos gustaría que todos los que apuestan por el Eusebio pudiesen entrar, pero tenemos que ajustarnos al espacio y a los grupos que tenemos. De todas formas, aún falta mucho para que el proceso termine”, añade Ruso. Esta afirmación tiene en cuenta que existen cursos específicos en los que se puede haber superado el máximo de estudiantes. El Anxo da Guarda es el único, del que hay datos disponibles, que completó el cupo total sus 20 alumnos, pero existen casos en que algunos centros tuvieron más solicitudes en cursos específicos. El Jesuitinas puede que sólo cubriese 67 de sus 80 plazas, pero Emma Quiroga, su directora, resalta la alegría que supuso para muchos. La educadora asegura que todos los que habían optado por 4º de Primaria entraron sin problema.
La causa del cambio en el número de solicitudes respecto al año pasado es el acuerdo firmado entre la Consellería de Educación y los sindicatos. El texto firmado el pasado mes de octubre con UGT, ANPE y Comisiones Obreras impuso una reducción del número de estudiantes por aulas. La medida se implantó como un medio para mejorar la labor del profesorado con grupos más pequeños y que sean más fáciles de abarcar. La única agrupación que se mostró en desacuerdo con este texto fue CIG Ensino. Una de las causas era la reducción de horas lectivas para el profesorado, una exigencia que se postergó y por la que han protestado en varias ocasiones desde entonces.
La bajada del ratio de estudiantes por aula supuso un logro cuyos resultados pueden atestiguarse ahora con los datos de matriculación para el próximo curso, que será el primero que implantará las medidas del texto. No obstante, hay un lado negativo: las familias que tendrán que buscar un nuevo centro en lugar del que esperaban para sus hijos en caso de no ser escogidos, teniendo en cuenta siempre factores como la proximidad al hogar familiar. Es pronto para saber si esta tendencia compensará la bajada de la natalidad o si el número de plazas volverá a superar las solicitudes para el curso 2025/2026.