A Coruña cuenta en la actualidad con 3.464 parcelas urbanas sin edificar, pero el número de terrenos que se encuentran en el circuito comercial se ve reducido a tan solo cuarenta y a un precio medio de 550 euros el metro cuadrado.
Según el último informe de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), las posibilidades urbanísticas actuales, por lo tanto, son escasas, sobre todo si se comparan las cifras con las de otras ciudades gallegas. Vigo tiene 175 solares urbanizables, cuatro veces más que A Coruña, y a un coste menor (400 euros el metro cuadrado). Ourense, por su parte, suma ochenta terrenos (380 euros); Santiago, sesenta (275); Ferrol, cuarenta (120 euros el metro cuadrado); Lugo, 35 (200); y Pontevedra contabiliza diez, a un precio medio de 550 euros.
El presidente de la patronal inmobiliaria, Benito Iglesias, tras realizar este balance cree que la única solución para aumentar la oferta es “reducir burocracia urbanística, agilidad en los trámites de planificación como de licencias y liberalizar suelo”. Esto, además, sería eficaz para reducir el precio de la vivienda habitual, que ha vuelto a subir.
“No solo por el incremento de costes de la energía, carburantes, materiales o costes laborales, sino nuevamente, al igual que hace veinte años, por el coste del suelo y su repercusión en el precio final de la vivienda”. Iglesias estima, además, que ante el intenso intervencionismo de las administraciones en el mercado del suelo, “hace falta una modificación de la ley del suelo actual y liberalizar un 25% de la superficie para abaratar el coste de las propiedades en las siete principales ciudades gallegas”.
El suelo urbano de la ciudad, según el informe de la patronal, pertenece en un 19% a la Administración; un 27% a personas jurídicas; y el 54% restante a personas físicas. La conclusión que saca el presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias es que la intervención urbanística en Galicia configura una oferta de suelo rígida que a su vez contribuye a generar una oferta de vivienda rígida en comparación con la de otros países.
“Esta rigidez favorece un mayor crecimiento de los precios, exacerba el ciclo inmobiliario de la economía gallega y contribuye a aumentar la inestabilidad macroeconómica en el conjunto del Estado, al ser también un problema de país”, considera Benito Iglesias. Y es que el suelo no urbanizable en la mayoría de los municipios gallegos alcanza porcentajes superiores al 60%, siendo el suelo urbanizable delimitado inferior al 10%, y en muchos casos no supera el 8%.
Por otra parte, el mercado inmobiliario coruñés cuenta con cuarenta edificios en venta para su reforma o rehabilitación. No es la cifra más alta de las principales ciudades gallegas, pero su precio sí es de los más elevados, ya que el metro cuadrado se sitúa en 1.300 euros.