Los sinuosos y empinados callejones empedrados, galerías de arte que evocan un tiempo pasado de esplendor cultural y la casa de autores-patrimonio como reclamo turístico. En caso de ser las pistas de un acertijo seguramente muchos pensamientos se habrían ido a París y su barrio bohemio. Sin embargo, es precisamente esa suerte de paralelismo el que desean explotar y reivindicar los vecinos de la Ciudad Vieja de A Coruña como reclamo turístico. “Nos gustaría que fuésemos como un Montmartre, que la gente venga a propósito a conocernos y se dé esa mezcla de turismo, caña en la calle y exposiciones”, afirma Leonardo Méndez, presidente de la asociación vecinal.
El fenómeno de reinvención que vive la zona ha provocado que recupere su papel predominante en los planes de los coruñeses. Juega un papel determinante la buena salud de la hostelería, que al contrario que en el resto de la ciudad se ha acostumbrado a abrir nuevas apuestas y nuevos negocios. Son los bares, restaurantes e híbridos entre ambos la bandera de la nueva Ciudad Vieja, la que ha llenado las terrazas de mesas y las calles de gente, tal y como reconocen los vecinos a través de su asociación: “Estamos contentos con que la Ciudad Vieja tenga vida y, si eso implica que haya movimientos positivos para el barrio, como las terrazas llenas, pues mejor”.
Que la Ciudad Vieja está de moda y que es el epicentro del tardeo para muchos también repercute positivamente en una de las mayores preocupaciones vecinales: la seguridad. Caminar por las calles empedradas y solitarias recuerda menos al Londres de Jack El Destripador y más al bullicio parisino que anhelan los vecinos. “El invierno es muy largo, y más en A Coruña; antiguamente, pasear por las tardes y por las noche incluso imponía, por ser lugares apartados y sin iluminación”, dice Méndez. “Con la hostelería ganamos en seguridad, porque la gente te ve pasar y te sientes más protegido”, añade.
Las bonanzas de la nueva realidad no hacen que los vecinos, no obstante, transijan a cualquier precio. “Habría que tratar una regulación según la cuál se supiera qué dimensiones y espacios se ocupan, porque en algunos lugares se hace de forma desordenada y el propio Ayuntamiento deja de recaudar una cantidad considerable”, advierte Méndez.
Potenciación cultural
En el horizonte de los residentes de la Ciudad Vieja está potenciar el Día das Letras Galegas con alguna iniciativa que ponga el foco de la ciudad en el barrio que acogió a Rosalía de Castro. Una opción que se baraja es una ruta.
Después solamente faltaría encontrar una Amélie Poulain enxebre que le diese un sello y un reclamo turístico relacionado con el cine.