El número 55 de la ronda de Nelle es uno de esos edificios que ejemplifica el problema de la okupación en A Coruña. Durante años, ha sido invadido por toda clase de personas, y ha llegado a acoger docenas de personas. Desde hace tres años estaba cerrado y parcialmente tapiado, pero la semana pasada volvió a registrar señales de allanamiento: uno de los panales inferiores de la vieja puerta de madera había sido arrancado y la cerradura había sido sustituida por un enorme candado, por lo que los vecinos de la zona temen que haya sido okupado de nuevo, aunque la Policía Local lo ha precintado.
Este edificio reúne todos los requisitos para ser blanco de una okupación: viejo y abandonado desde hace tiempo y, por si fuera poco, situado en una zona transitada que, además, es de las que más ocupaciones registra, según las empresas privadas que se encargan de expulsar a los okupas.
Según los vecinos, el inmueble llegó a albergar a casi cincuenta, todos de nacionalidad rumana, a pesar de que el inmueble solo tiene dos pisos. Se habían enganchado a la luz ilegalmente, pero incluso picaron la acera frente al portal presuntamente para conectar con la acometida de agua corriente. Había varios menores viviendo con ellos (uno de ellos, de muy corta edad) fue rescatado por la Policía Local cuando cruzaba la ronda) y los vecinos se quejaban de los olores, de los ruidos, y de otras molestias asociadas con la okupación. A finales de 2017, consiguieron expulsarlos, pero el inmueble sigue sufriendo intentos periódicos de allanamiento.
En septiembre de 2019, por ejemplo, la Policía Nacional identificó a dos jóvenes magrebíes que habían intentado colarse dentro tras arrancar las placas de contrachapado que cubrían las ventanas. Después de aquello, el administrador del edificio decidió tapiar pero cometió la imprudencia de dejar la puerta sin reforzar. La semana pasada, la vulneraron y por el momento no se sabe cuántos okupas hay en el interior pero suelen vivir varios juntos en un edificio.
Ahora la puerta del número 55 luce un grueso cerrojo, igual que ocurre con la verja del número 37, una manzana más abajo: es un chalé que fue ocupado en diciembre del año pasado, y que ya ha sido escenario de peleas entre grupos marginales, puesto que los okupas a menudo mantienen disputas entre sí a causa de alquileres y otras deudas que acaban afectando a los vecinos.
Empresas que se dedican a solucionar okupaciones, como Desocupa Galicia estiman que pueden haber 300 viviendas okupadas en la ciudad, aunque la gran mayoría se trata de inquilinos morosos. Muchos de ellos, en Os Mallos. “Se han ido cambiando de barrio y ahora se encuentran sobre todo por la ronda de Nelle o por la avenida de Finisterre”.
Por su parte, la empresa Dio Xpress asegura que en un solo año se han incrementado en un 41% las ocupaciones. La mayoría, en el barrio de Os Mallos, que parece haberse convertido en todo un referente de este fenómeno en la ciudad.