Entre los acontecimientos más interesantes de 1930 hay que destacar la llegada del avión alemán Dornier, ‘DO X’. Esto supuso para el pueblo coruñés que muchas personas se agolpasen a lo largo de la bahía para contemplar el amerizaje en aguas del puerto del hidroavión, todo ello después de una semana de incertidumbre acerca de su venida a la ciudad.
El suspense se mantuvo hasta el último instante, pero finalmente los coruñeses pudieron contemplar aquella majestuosa nave volar sobre el cielo coruñés. Era el domingo 23 de noviembre de 1930, en pleno veranillo de San Martiño, con un día soleado en otoño, cuando apenas el anterior había estado pasado por agua y el viento que había soplado se calmó por completo. El cielo apareció despejado y las calles amanecían secas del agua caída. Por lo tanto, se respiraba un ambiente festivo y excepcional.
Un ‘DO X’ no se recibe a diario y los comentarios más incisos giraban entorno a esta llegada, comenzado la gente a desfilar y tomar los mejores espacios entre el hospital y el muelle del Este, esperando pacientemente el amerizaje del Dornier alemán. Incluso en Orillamar había gente buscando un sitio para ver la llegada del aparato, al tiempo que los lugares de Adormideras y la atalaya del parque de Santa Margarita eran otros de los preferidos para poder tener una vista envidiable. Desde éste último lugar la ciudad mostraba todos sus encantos y también muchas personas se subían a los tejados de las casas, con un mismo objetivo: Ver llegar al hidroavión alemán, y darle la bienvenida.
De este modo sobre la una y cuarto de la tarde se puede ver en el horizonte la estela del aparato que se dirigía en dirección a la bahía. Antes de amerizar en aguas del puerto, procede a dar dos vueltas sobre la ciudad y finalmente enfila el rumbo al lugar de amaraje, quedando frente al club Náutico.
Este avión hizo el vuelo de Santander a La Coruña en dos horas y cuarenta y cinco minutos, los 350 kilómetros que separan por aire ambas ciudades, con un promedio de 128 kilómetros por hora.
El gentío irrumpe en aplausos cuando el aparato se detiene mansamente sobre las aguas del puerto, quedando finalmente amarrado a la boya que hay delante del náutico, haciendo ángulo con el muelle que le sigue. La misma tiene en el fondo un bloque de 14 toneladas y éste está sujeto a una gruesa cadena, mientras que cuatro gruesas estachas amarraban al hidroavión alemán a la citada boya.
A su popa se colocó el remolcador Galicia, al que se le amarraron otras dos estachas para asegurar debidamente la aeronave. Para que tuviese espacio suficiente para su amerizaje, se tomaron algunas medidas de seguridad. De este modo los torpederos de la Armada números 7 y 9 quedaron acodados al muelle del club Náutico. El número 2, se colocó a estribor del remolcador holandés ‘Withe Zee’, y así cerrar la bahía en dirección al muelle del Este.
Por fuera de este muelle se encargaba de la vigilancia y evitar el paso de embarcaciones, la barcaza remolcador ‘Sálvora’, quedando entre este navío y el trasatlántico francés ‘Spagne”, surto en puerto, un gran canal de acceso. Y entre el ‘Spagne’ y el castillo de San Antón, se hallaba el vapor holandés ‘Maasdam’, el cual había llegado de su travesía de La Habana y Veracruz, cuyos pasajeros fueron testigos de excepción del evento, situándose el remolcador ‘Galicia’ entre la Dársena y el castillo de San Antón, al tiempo que las lanchas de Sanidad y de la Comandancia de Marina, recorrían la zona del amarre y los prácticos a bordo de tres embarcaciones aguardaban al costado del buque francés, la llegada del Dornier alemán.
Finalmente el hidroavión aparece sobre el cielo coruñés, pasando sobre la Torre de Hércules y dando la vuelta sobre la ciudad se dirigió a la bahía, sobrevolando éste por encima del ‘Spagne’, continuando hacia el campo de la Estrada, gira de nuevo sobre la Torre de Hércules y desciende por encima del club Náutico, posándose cerca del castillo de San Diego, en medio del canal que formaban el ‘Sálvora’ y también el ‘Spagne’. .La salida se produce el miércoles 26, dirección a Lisboa, haciendo una ruta posterior a Cádiz, Las Palmas y Pernambuco. En La Coruña repostó unos 15.000 litros de gasolina.
Y en agradecimiento al caluroso recibimiento dado al ‘DO X’, la casa constructora del aparato envió una réplica del mismo al concejo coruñés y cuya envergadura era de unos dos metros y reproducía en todos sus aspectos de un modo fiel las características del aparato original que visitó la ciudad.
Durante años estuvo expuesto en el Salón de Actos del Ayuntamiento y de dicho lugar pasaría al Museo Arqueológico de San Antón.