El carnaval de Río de Janeiro empieza oficialmente el próximo viernes, pero este domingo las ruidosas comparsas invadieron de nuevo las calles de la ciudad brasileña, donde un ejército de payasos rindió tributo a la infancia.
Las narices rojas, las pompas de jabón y cantidades ingentes de confeti acompañaron a los Gigantes da Lira, un tradicional desfile carioca que hizo las delicias de los más pequeños en el barrio de las Laranjeiras.
Este movimiento artístico-cultural circense saca todos sus trucos a pasear en la capital fluminense desde 1999, siendo pionero en las comparsas carnavalescas dirigidas al público infantil.
El principal mensaje de Gigantes da Lira es vivir con alegría. No importa la edad. “Participo desde hace 25 años. Desde el año pasado vengo por una causa. Somos pacientes oncológicos. Yo estoy en tratamiento todavía y Gigantes da Lira nos acoge de forma amorosa”, afirmó Claudia Vieira, profesora de teatro de 60 años.
Los llamados blocos de rua, como se conocen en Brasil las coloridas comparsas que inundan las calles del país durante el carnaval de forma gratuita, a veces son todo un ejercicio de supervivencia.
En los llamados megablocos se reúnen cientos de miles de personas en medio de altas temperaturas, lo que complica la asistencia de niños pequeños.
La fiesta llega a todos los rincones de Brasil, donde ayer también comenzó en Salvador de Bahía y Sao Paulo
Por ese motivo, en los últimos años han proliferado en las principales ciudades brasileñas desfiles carnavalescos más tranquilos, con menos dosis de alcohol por metro cuadrado, con la idea de que pueda participar la familia al completo.
Suelen ser a primera hora de la mañana para evitar las horas centrales del día, cuando las temperaturas, en el caso de Río de Janeiro, pueden acercarse a los 40 grados en el verano austral.
El calor también aprieta con fuerza en Salvador, capital del turístico estado de Bahía, donde se celebró el conocido como Banho de Mar á Fantasia, que se podría traducir como “baño en el mar disfrazados”.
La fiesta, con una programación de doce horas de duración, tuvo lugar entre la ladera y la playa de la Preguiça (Pereza) y reunió a cientos de personas en el que es uno de los mayores encuentros del carnaval de Salvador, otro de los grandes epicentros de la gran fiesta nacional brasileña.
Sao Paulo, la urbe más poblada del país, no se queda atrás. Este domingo la programación recogía la salida de multitud de comparsas en diversos puntos de la capital paulista, en un anticipo de lo que será la próxima semana.
En el centro desfiló ayer Acadêmicos do Baixo Augusta, que suele ser uno de los más colosales de Sao Paulo, mientras que en el barrio de Bom Retiro la nutrida comunidad de migrantes bolivianos exhibirá sus cánticos y sus disfraces.