Tras la victoria en el último segundo en su debut liguero, el Liceo, vigente campeón de la competición, quería dejar claro que esa no iba a ser la tónica en su feudo.

El equipo de Juan Copa salió lanzado al partido, tanto que en el primer minuto ya se adelantaría en el marcador, por medio de Di Benedetto, para sorpresa de un Girona que todavía no sabía donde estaba.

Antes de que pudiese reaccionar, el equipo catalán ya estaba sacando la bola de su portería por segunda vez, en apenas diez minutos. En esta ocasión, sería Dava, quien con un potente disparo, anotaría.

Con el paso de los minutos, el Girona despertó y consiguió recortar distancia. Sin embargo, su cantidad de faltas sumadas al acierto coruñés, pondrían, de falta directa, el 3-1, para cerrar la primera mitad.

Llega el vendaval

Para este segundo tiempo, el  conjunto visitante salía con un ánimo renovado, confiado en poder remontar. De hecho, estuvo rondando el gol, hasta que, en una pérdida, César Carballeira lideraría el contraataque para marcar su primer gol de la tarde.

Este tanto cayó con un jarro de agua fría, porque, a partir de ahí, el Girona ya no se volvería a recuperar. De esta forma, el Liceo marcaría dos goles más para demostrar una superioridad que le faltó, quizás, materializar en su primer partido fuera de casa.

A raíz del sexto gol, los hombres de Juan Copa se relajarían e intentarían realizar jugadas más elaboradas para marcar más goles. Con todo, bajaron un pistón para no seguir aplastando a un rival, que se vio superado en todo momento.

El Girona, por su parte, intentó recortar distancias como fuese posible. Fue ahí cuando apareció la figura de Martí Serra, que detuvo todos los lanzamientos que le realizaron.