“Me preocupa el nivel de agresividad que están teniendo los rivales con nosotros. Está bien que se juegue al límite pero nos han roto una nariz y un peroné; y como sigamos así para noviembre no tenemos futbolistas”, protestó el técnico deportivista Imanol Idiakez tras el partido del pasado domingo ante Unionistas.
La permisividad de los árbitros ante la excesiva dureza de los rivales en estas primeras jornadas de campeonato en Primera Federación está elevando la indignación en el seno del Deportivo hasta el punto de que el preparador vasco, que en las primeras semanas de competición se mostró cauto en sus protestas, se animó a alzar la voz sobre este aspecto.
Los codazos recibidos por Pablo Valcarce y David Mella, que provocaron la expulsión de Slavy y la fractura del tabique nasal del canterano, respectivamente, fueron las últimas muestras de agresividad por parte de los rivales sobre jugadores del Deportivo.
No obstante, quizá la entrada más peligrosa del partido la protagonizó Ekaitz Jiménez sobre Diego Villares. El lateral izquierdo se lanzó al suelo con los tacos por delante a una altura temeraria y solo el instinto del jugador de Vilalba, que levantó rápidamente su pie, evitó una posible lesión. El lance se resolvió con una tarjeta amarilla para el jugador local.
El lateral de Unionistas ya era conocido por la parroquia deportivista porque, en su etapa como jugador del Córdoba, fue el autor de la patada que el pasado mayo rompió el pómulo de Alberto Quiles.
Más allá de la dureza empleada por Unionistas en el último encuentro, Imanol Idiakez alzó la voz para denunciar la excesiva agresividad este inicio de liga de los adversarios, cuyas acciones no han tenido un castigo disciplinario acorde a sus consecuencias.
La indignación comenzó principalmente en el encuentro ante el Lugo. El pivote Sabit Abdulai lesionó a Yeremay y soltó una patada imprudente a Lucas Pérez en la segunda mitad del encuentro en el Anxo Carro.
Una semana después, en el duelo previo a la visita a Salamanca, Toni Gabarre, punta del Teruel, fue amonestado por una dura entrada a Lucas Pérez que rozó la roja en los primeros minutos del partido.
La afición blanquiazul mostró ese día su indignación por la diferencia de criterio exhibida por el colegiado y en el próximo compromiso en Riazor ante el Cornellà se espera un ambiente caldeado en ese sentido.