El RC Deportivo de La Coruña logró el bálsamo necesario para restañar las heridas del derbi gracias a un triunfo más que trabajado ante el Rayo Majadahonda (2-1); tres puntos más que alivian a los herculinos en la tabla, con los que amplía su renta en la segunda posición y que también garantizan el factor golaveraje con otro aspirante al ascenso como es la escuadra entrenada por Abel Gómez.
Los blanquiazules consiguieron sobreponerse a las numerosas e importantes bajas que arrastraban para el citado envite (Víctor García, Trilli, Aguirre, Miku o Quiles) para no ceder más puntos como anfitrión en una seguna vuelta irregular.
Sin embargo, la victoria número 17 del presente ejercicio dejó un poso de suspense y mediocridad que el entorno del equipo continúa sin entender y que transmite malas sensaciones de cara a un próximo e hipotético playoff de ascenso (que se disputará en Galicia).
El partido no se pudo poner mejor para los deportivistas, que en una acción de estrategia entre Juergen y Lapeña pusieron todo de su parte para enterrar sus fantasmas en el minuto 6.
En una contienda de intenso frío, el equipo coruñés se activaba a la perfección y apenas un cuarto de hora más tarde redoblaba su ventaja al transformar William una pena máxima provocada por el joven talento canterano Noel López, que regresaba a la titularidad debido a las ausencias de los puntas Miku y Quiles.
Sin embargo, fruto del exceso de confianza y la autocomplacencia, los de Riazor comenzaron a bajar en su rendimiento hasta el punto de que el Rayo Majadahonda perdió el miedo a estirarse.
Ya en los compases finales del primer acto los de El Cerro del Espino testaron los reflejos de un Ian Mackay siempre atento y obligado a abortar varias llegadas envenenadas en la reanudación.
No en vano, el 2-1 materializado por el visitante Casado en el minuto 54 llevó de nuevo el runrún de la grada al municipal coruñés, que no se libraba de volver a morderse las uñas hasta el cuarto y último minuto de tiempo añadido.
Por fortuna, en esta ocasión el cuadro visitante no se mostró especialmente inspirado en tareas de remate y Mackay pudo volver a ser un muro infranqueable.
En rueda de prensa al término del encuentro, el míster deportivista Borja Jiménez declaró que “estaba claro que íbamos a sufrir”.
“Hemos entrado bien al partido pero en la segunda parte lo hicimos peor; al no hacer el tercero en el intervalo de los minutos 70-80 íbamos a sufrir y sufrimos”, manifestó.