El Banco Central Europeo (BCE) paró este jueves las subidas de sus tipos de interés porque la inflación remite, después de haberlos subido de forma ininterrumpida en diez ocasiones desde julio de 2022, y advirtió de que los precios de la energía pueden subir más debido al aumento de las tensiones geopolíticas en Oriente Medio.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, dijo en una rueda de prensa en el Banco de Grecia que el aumento de las tensiones geopolíticas, en referencia a Oriente Medio, pueden incrementar los precios de la energía a corto plazo, lo que crearía presiones inflacionistas, y harían las perspectivas a medio plazo más inciertas.
El BCE también reconoce que la economía de la zona del euro "va a seguir débil en lo que queda de año", pero podría remontar los próximos años en la medida que los ingresos disponibles de los hogares se recuperen y repunten las exportaciones, dijo Lagarde.
"Hasta ahora la actividad económica ha estado apoyada por la fortaleza del mercado laboral. La tasa de desempleo se situó en un mínimo histórico del 6,4 % en agosto. Al mismo tiempo, hay señales de que el mercado laboral se debilita. Se crean menos empleos nuevos, incluyendo en los servicios" en la medida que la economía se enfría, añadió.
Lagarde consideró que el ataque terrorista a Israel supone "una fuente de riesgo geopolítico" y que podría reducir la confianza y el gasto de las empresas y de los consumidores y reducir más el crecimiento.
Previamente el Consejo de Gobierno del BCE decidió en Atenas por unanimidad mantener sus tipos de interés en el 4,5 %, porque la inflación ha bajado, y su facilidad de depósito, a la que remunera el exceso de reservas a un día, en el 4 %.
El BCE considera que sus tipos de interés están en niveles que, mantenidos durante un período suficientemente largo, contribuirán de forma sustancial a que la inflación baje al 2 % a medio plazo.
El BCE reconoce que "la inflación descendió acusadamente en septiembre" y por eso ha interrumpido las subidas del precio del dinero, pero también advierte de que se mantienen presiones al alza.
Lagarde recordó que la tasa de inflación cayó en la zona del euro en septiembre hasta el 4,3 %, casi un punto porcentual menos que en agosto, y pronosticó que a corto plazo es probable que baje más en la medida que se ha reducido la fuerte subida de los precios que sufrieron la energía y los alimentos en otoño de 2022.
"La inflación de los precios de los alimentos se redujo de nuevo, aunque sigue elevada según estándares históricos. En términos anuales los precios de la energía cayeron un 4,6 %, pero recientemente han subido de nuevo y se han vuelto menos predecibles en vista de las nuevas tensiones geopolíticas", apostilló Lagarde.
"La injustificada guerra de Rusia contra Ucrania y el trágico conflicto desencadenado por los ataques terroristas en Israel son fuentes clave de riesgo geopolítico. Esto puede resultar en que las empresas y los hogares se vuelvan menos confiados y en más incertidumbre sobre el futuro, y reducir más el crecimiento", según la presidenta del BCE.
Lagarde hizo hincapié en que "el aumento de las tensiones geopolíticas podría aumentar los precios de la energía a corto plazo, mientras hace las perspectivas a medio plazo más inciertas".
De momento, los precios del petróleo se han disparado en los mercados de futuros y existe mucha incertidumbre sobre qué va a ocurrir.
Las últimas previsiones del BCE de mediados de septiembre contemplaban un precio del petróleo en 82,7 dólares en 2024 y en 77,9 dólares en 2025, pero estos cálculos parecen bajos en vista de la reciente escalada.
La primera crisis del petróleo en 1973 se produjo después de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) redujera las exportaciones a los países que apoyaron a Israel durante la guerra del Yom Kipur.
Asimismo, un aumento de los salarios o de los márgenes de beneficio más elevado de lo anticipado en la zona del euro podría incrementar la inflación, también a medio plazo.