El mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero expresó su voluntad de que “no se haga un uso público de su imagen” en el acto de homenaje a las víctimas de los atentados yihadistas del año pasado en Cataluña ni en “otros con reivindicaciones políticas” previstos para el 17 de agosto.
Coincidiendo con el primer aniversario de los atentados en Barcelona y Cambrils (Tarragona), la capital catalana acogerá el viernes un acto institucional en memoria de las víctimas, con la presencia del rey, entre otras autoridades.
Lledoners
Por la tarde, la ANC y Ómnium Cultural celebrarán otro acto, ante la cárcel de Lledoners, que debía convertirse en un homenaje al exconseller de Interior Joaquim Forn –en prisión preventiva–, a Josep Lluís Trapero –sometido también al proceso judicial por el 1-O– y a los cuerpos de emergencias y los Mossos por su actuación el 17A.
Sin embargo, en un comunicado, “ante las diferentes iniciativas que están apareciendo en los últimos días que proponen utilizar la imagen” de Trapero durante el acto del 17A en Barcelona, los Mossos han pedido a la ciudadanía que “no se sume a estas iniciativas con que se pretende reconocer la tarea del mayor al frente de los Mossos durante los atentados”.
“El cuerpo de Mossos pide que se mantenga al margen de debates políticos a los Mossos y al mayor Trapero aprovechando estos actos de homenaje a las víctimas de los atentados”, añade el comunicado.
Los Mossos aclaran que esta es una petición formulada por el propio Trapero, que “ha comunicado a la Prefectura su voluntad de que no se haga un uso público de su imagen en este acontecimiento donde el protagonismo y el reconocimiento debe ser para las víctimas, ni tampoco en otros con reivindicaciones políticas”.
El cuerpo de los Mossos “agradece las muestras de agradecimiento que está recibiendo de la ciudadanía por el trabajo” hecho, junto a los cuerpos de emergencias, tras los atentados terroristas del pasado año.
A unos días del primer aniversario del 17A, el levantamiento parcial del secreto de sumario de la causa permitió conocer cómo un grupo de amigos pasó de hacer vida normal a convertirse en los “mujahidines de Ripoll” y a sembrar el pánico en Barcelona y Cambrils, con dieciséis muertos y más de cien heridos.
No era ése su objetivo inicial, según revelan los informes policiales. Desde el primer momento apuntaron más alto: la Sagrada Familia, el Camp Nou, el festival Rototom Sunsplash de Benicasim, discotecas como Colossos o Razzmataz y “locales gays de Sitges”, estos últimos ejemplo del modo de vida occidental, que distrae a los musulmanes de sus preocupaciones.
La madre de Satán
Atentados de gran envergadura que, capitaneados por el imán de Ripoll, Abdelbaky Es Satty, perpetrarían con el explosivo conocido como “la madre de Satán”, que algunos se dedicaron a fabricar de manera casera en un chalé de la localidad tarraconense de Alcanar.
De ello dan cuenta las 120 bombonas de butano halladas en los escombros de la casa tras su explosión y las compras que realizó los dos meses previos al atentado el “grupo de logística”, integrado por Younes Abouyaaqoub –el terrorista de Las Ramblas–, Mohamed Hichamy y Youssef Aalla. Cientos de litros de acetona y agua oxigenada, bridas y clavos engrosaban su lista de la compra.
Quince euros fue el presupuesto de cada artefacto, según se jactó entre risas uno de los yihadistas en una conversación en la que apuntó que “lo único” que necesitaban “es la fe y tener odio a los infieles”.
Tras el ataque en España, querían llegar “si Dios quiere, hasta París” y por eso algunos miembros de la célula viajaron a la capital gala el 13 de agosto de 2017, “para realizar un estudio operativo de los alrededores de la Torre Eiffel, con la intención de atentar contra ella”. l