La carreteras gallegas cuentan con un total de nueve tramos con riesgo elevado de accidente. El peor de ellos está en la N-525 (Santiago-Benavente), a su paso por la provincia de Ourense entre los puntos kilométricos 248,4 y 269,5, según se recoge en el informe EuroRAP 2022, que cuenta con la participación del Real Automóvil Club de España (RACE).
En esta nueva investigación sobre la Red de Carreteras del Estado, se detectaron un total de 48 tramos de riesgo elevado en las vías españolas, de los cuales ocho son tramos ‘negros’ —ninguno gallego—, considerados de riesgo alto para la seguridad de sus usuarios, y otros 40 son tramos considerados ‘rojos’, de riesgo medio-alto —en donde se incluyen los nueve tramos gallegos—.
Más de 230 kilómetros
De hecho, Galicia es la cuarta comunidad con mayor porcentaje de carreteras con riesgo elevado (el 10,8% del total), solo por detrás de La Rioja, Cataluña y Asturias. En concreto, la autonomía gallega cuenta 230,3 kilómetros de riesgo elevado entre un total de 2.136,4 kilómetros.
Así, además del tramo en la N-525, que es el de peor índice entre los considerados puntos ‘rojos’ —cuenta con cinco accidentes: con dos muertos y tres heridos graves entre 2019 y 2021—, los otros ocho puntos peligrosos en Galicia son: la N-6, en la provincia de Lugo entre los puntos kilométricos 517,1-528,5; la N-640, provincia de Lugo entre 122,1-133,7; la N-640, en la provincia de Pontevedra entre 195,3-205,7; la N-541 (carretera en la que se produjo el reciente accidente de bus en Nochebuena con siete personas fallecidas), en la provincia de Pontevedra entre 64,7-75,2; de nuevo la N-525, también en la provincia de Ourense, en este caso entre 185,3-197,1.
La lista se completa con la N-532, en Ourense del kilómetro 0 al 15,8; la N-120, en Lugo entre los kilómetros 488,3 y 512,1; la N-120, en la provincia de Lugo, de 488,3 a 512,1; así como la N-547, entre las provincias Lugo-A Coruña y kilómetros de 33,2 a 47,3.
Del total de 25.100 kilómetros analizados y su relación con los datos de accidentalidad que se han producido entre 2019 y 2021, el informe pone de relieve un riesgo elevado de peligrosidad (medio-alto y alto) en 1.836 kilómetros, lo que supone un 8,2% sobre el total. En concreto, la N-634, en Cantabria, entre los puntos kilométricos 232,8 y 243,1, es la carretera con un mayor riesgo para sufrir un accidente grave.
El resto de tramos negros de alta peligrosidad se encuentran en la N-340 (Andalucía), N-230 (Cataluña), N-345 (Murcia), N-234 (Aragón), N-323 (Andalucía), N-331 (Andalucía) y la N-122 (Castilla y León).
Por comunidades autónomas, el estudio sitúa a La Rioja como la región que presenta una mayor proporción de carreteras consideradas de riesgo elevado, con el 17,2% de vías, seguida de Cataluña con el 12,6%, y el Principado de Asturias con el 11,6%.
Asimismo, el RACE ha destacado que dos tramos "preocupan especialmente": el de la N-340 en Granada (entre los kilómetros 296,4 y 312,9) el de la N-345 en la provincia de Murcia (entre los kilómetros 0 y 7,2), ya que llevan repitiéndose entre los más peligrosos de España desde el informe de 2018.
Sobre esta cuestión ha preguntado el RACE al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), que ha expresado que "ya ha actuado proactivamente en los nueve tramos negros, donde ya ha ejecutado actuaciones de mejora y tiene previsto realizar otras adicionales y complementarias durante este año 2023".
"Actuaciones ejecutadas tales como reparación y aumento de las características superficiales del firme, reposición y refuerzo de la señalización y el balizamiento, repintado de marcas viales, etc", ha manifestado.
Las vías más peligrosas se caracterizan por ser una carretera convencional, poseer una calzada única, tener intersecciones al mismo nivel y una intensidad media diaria (IMD) por debajo de los 10.000 vehículos al día. Por el contrario, las carreteras más seguras son aquellas por las que transitan más vehículos.
"En ellas se producen menos accidentes por cada coche que circula, no se invade el sentido contrario, no hay intersecciones al mismo nivel y, al disponer de unos mayores niveles de seguridad pasiva, los accidentes tienen menores consecuencias", ha explicado el RACE.
El análisis ha tenido en cuenta un total de 3.067 accidentes ocurridos en la Red de Carreteras del Estado en el periodo 2019-2021, de los cuales 967 son accidentes mortales con un saldo de 1.060 fallecidos y 2.100 accidentes graves con un saldo de 2.684 heridos graves, sucedidos en los tres años de estudio.
"La evolución de los accidentes mortales y graves ocurridos en la Red de Carreteras del Estado es muy positiva, con una reducción de más del 73% respecto al año 2009, casi las tres cuartas partes de los accidentes se han evitado. Con la única excepción de 2019, todos los años han experimentado un descenso respecto a su precedente, siendo en esta ocasión de un 9,3% menos respecto a los datos de 2021", ha concluido.