Más de 3000 millones de personas (casi el 40% de la población mundial) no tienen acceso a un sistema alimentario saludable. La escasez de recursos es una problemática que afecta en menor o mayor medida a toda la población, ya que negar el progreso a algunos ciudadanos significa limitar el desarrollo de todo el planeta. Por eso hoy, día 16 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Alimentación, una iniciativa de la FAO, la Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, que ha lanzado una campaña que busca sensibilizar sobre este tema. 

Según este organismo internacional, en 2021, aproximadamente 193 millones de personas han necesitado asistencia sanitaria por problemas de desnutrición, mientras que más de medio millón no consiguieron sobrevivir. Las guerras, la subida de los precios de los alimentos y de los fertilizantes o el cambio climático son algunos de los responsables de la falta de comida en todo el mundo.

Aproximadamente dos tercios de las personas que tienen grandes dificultades para acceder a una buena alimentación son productores de zonas rurales. Los pueblos indígenas, guardianes del 80% de la biodiversidad terrestre del mundo, se enfrentan a tasas más altas de pobreza, malnutrición y desplazamientos internos que los individuos que no pertenecen a este grupo de población. Por géneros, a nivel mundial, las mujeres tienen un 15% más de posibilidades que los hombres de sufrir desigualdad alimentaria. 

 El sector alimentario actual es insostenible. Emite hasta un tercio de los gases de efecto invernadero mundiales, contribuye al 80% de la deforestación de los bosques tropicales e incide enormemente en la degradación del suelo, la desertificación, la escasez de agua y la disminución de la biodiversidad. Además de un mejor reparto de los recursos, luchar contra el desperdicio alimentario es una de las claves para obtener un sistema de nutrición de calidad.