Desde el pasado martes, 10 de septiembre, la calle Barrera cuenta con un nuevo restaurante dedicado a la cocina a la brasa. Ubicado en el número 19 de la calle Barrera, este local, cuya esencia es la brasa y la carne de primer nivel, ha sido impulsado por Jorge Canosa, quien rinde homenaje a su padre Domingo, un hostelero que emigró a Argentina con el sueño de crear una parrilla única.
El nombre "Magoya" tiene raíces en el folclore argentino. La expresión "Andá y contáselo a Magoya" se utiliza para despachar a aquellos cuya palabra no se toma en serio, refiriéndose a un personaje ficticio. Sin embargo, lo que no es ficticio en absoluto es la calidad de la oferta que este restaurante trae a la ciudad.
Jorge Canosa ha contado con un padrino de lujo para su proyecto: Javier Brichetto, una de las figuras más destacadas del mundo de la carne y propietario del reconocido restaurante Piantao en Madrid. Brichetto, que asistió a la inauguración, es el asesor culinario de Magoya y ha dejado claro que aquí no se trata simplemente de un lugar donde el chuletón es el rey, aunque tampoco faltará. “Trabajamos producto gallego, pero también cortes de todo el mundo. Bife de chorizo, tira de asado, entraña o vacío, todos tratados con respeto”, destaca Canosa.
Magoya es el tributo de Jorge a su padre. Domingo, como tantos otros emigrantes gallegos, soñaba con abrir una parrilla única tras su paso por Argentina. Hoy, ese sueño toma forma en el número 18 de la calle Barrera, con una propuesta que combina tradición argentina y producto local.
El menú es un banquete para todos aquellos amantes de la carne. Destacan cortes como el bife de chorizo, la tira de asado, la entraña y el vacío, pero también ofrecen pollo de corral marinado, la pamplona de pollo rellena con provolone, pimientos y bacon, y una chuleta selección Magoya madurada durante 50 días. También cuentan con costillar ahumado durante cinco horas y otras opciones como la aguja de cerdo con hueso.
Los entrantes no se quedan atrás. Desde steak tartar con patatas pay y el paté de la casa con encurtidos, pasando por opciones como la cecina de vaca en aceite de oliva y almendras, la berenjena quemada con burratina y pimientos asados, o la picaña asada con salsa de vitello tonnato y alcaparrones. Pero si algo va a dar de qué hablar son las croquetas de costillar ahumado durante cuatro horas y las empanadas de vacío ahumado.
El menú también ofrece guarniciones como el puerro asado con mantequilla de bacon, el boniato asado con salsas criolla y tarí (una sabrosa mezcla de ají amarillo, limón y cilantro), o las irresistibles patatas baby con salsa gremolata y ají amarillo. Para los más golosos, la piña asada y el cremoso de dulce de leche con galletas son el broche final perfecto.
Uno de los grandes atractivos de Magoya es la oferta de dos de los cortes de carne más emblemáticos de la parrilla argentina: el ojo de bife y el bife de chorizo. El ojo de bife, conocido como lomo alto, es apreciado por su increíble jugosidad y su infiltración de grasa, mientras que el bife de chorizo, o lomo bajo, se distingue por su capa de grasa externa que le otorga un sabor único, a pesar de ser menos jugoso internamente.