Apenas unos días después de presentar su muy esperada consola de próxima generación, la Switch 2, Nintendo se tambalea por las consecuencias inmediatas de las reafirmadas políticas arancelarias del presidente Donald Trump. Las acciones del gigante japonés de los videojuegos se desplomaron más del 10 por ciento en las operaciones de Tokio hoy, una respuesta directa a la postura de Trump sobre los aranceles a las importaciones. El anuncio ha obligado a Nintendo a posponer los pedidos anticipados de la Switch 2 en Estados Unidos, lo que ensombrece el lanzamiento previsto para el 5 de junio. Norteamérica representó más del 40 por ciento de sus ventas durante el pasado trimestre navideño.
La política arancelaria de Trump de 2025, que entró en vigor el 5 de abril con una tasa mínima del 10 por ciento sobre los bienes de todos los países, aumenta a "aranceles recíprocos" más altos para las naciones con déficits comerciales significativos con los EEUU a partir del 9 de abril. Estos aranceles afectan particularmente a Nintendo, ya que una parte sustancial de su fabricación de hardware se lleva a cabo en China (que enfrenta un arancel del 34 por ciento) y Vietnam (que enfrenta hasta un 46 por ciento). Japón, donde tiene su sede Nintendo, también enfrenta un arancel del 24 por ciento.
La decisión de retrasar los pedidos anticipados de la Switch 2 en los EEUU refleja la necesidad de Nintendo de "evaluar el impacto potencial de los aranceles y las condiciones cambiantes del mercado", según ha comunicado la compañía. Esta medida subraya las incertidumbres financieras y logísticas inmediatas creadas por los aranceles, particularmente para un producto con un precio recién anunciado de $449.99 (unos 469,99€).
Nintendo no es la única que siente la presión. Se espera que las ondas expansivas de la política arancelaria de Trump se extiendan por todo el sector tecnológico, afectando a las empresas que dependen de las cadenas de suministro globales y la fabricación internacional. Las acciones de Sony Group Corp., otra importante empresa japonesa de electrónica y videojuegos, también experimentaron una caída similar del 10 por ciento, lo que indica una preocupación generalizada dentro de la industria .
La Entertainment Software Association (ESA), la agrupación comercial que representa a los principales editores de videojuegos, anticipa un "impacto real y perjudicial" en toda la industria del juego. Esto incluye no solo a los fabricantes de consolas, sino también a aquellos involucrados en juegos de PC, realidad virtual y juegos móviles, ya que muchos componentes y productos terminados cruzan fronteras internacionales.
Más allá de los juegos, el panorama tecnológico más amplio también se enfrenta también a la disrupción. Empresas como Dell Technologies y HP sufrieron caídas significativas en sus acciones cuando se conoció la noticia de los aranceles, lo que refleja la preocupación por el aumento de los costos en sus cadenas de suministro internacionales.
Las empresas de semiconductores, cruciales para la producción de una amplia gama de dispositivos electrónicos, incluidas las consolas de videojuegos, también han experimentado caídas en sus acciones, siendo Nvidia un ejemplo notable. Los aranceles más altos sobre los semiconductores de China, que podrían alcanzar el 60 por ciento cuando se combinan con aumentos anteriores, podrían inflar aún más los costes de producción.
Otros grandes nombres tecnológicos, como Rakuten Group Inc. y SoftBank Group Corp. cayeron más de un 12 por ciento cada una, mientras que las empresas que dependen de las exportaciones, como los proveedores de la industria de fabricación de chips Advantest Corp. y Disco Corp. cayeron en márgenes aún mayores, según refleja Bloomberg.
Los expertos advierten de que estos aranceles podrían llevar a precios más altos para los consumidores en varios productos tecnológicos. La Consumer Technology Association avisa de que estos gravámenes representan un "aumento masivo de impuestos para los estadounidenses que impulsará la inflación y destruirá empleos".
Las consecuencias a largo plazo de estas políticas siguen siendo inciertas. Si bien algunos analistas creen que Nintendo puede absorber algunos de los costos iniciales y mantener el precio de venta previsto para sostener la demanda de los consumidores, los aranceles podrían finalmente elevar el precio para la Switch 2 y otros productos de juegos. Esto podría afectar la demanda de los consumidores, particularmente dada la sensibilidad a los precios en el mercado de las consolas de videojuegos.
Nintendo puede explorar varias estrategias para mitigar los efectos negativos, incluida la diversificación de sus ubicaciones de fabricación, la optimización de su cadena de suministro y el enfoque en las ventas de software. Algunos analistas sugieren ofrecer servicios o incentivos combinados para compensar posibles aumentos de precios. Sin embargo, trasladar la producción a gran escala es un proceso complejo y que requiere mucho tiempo .
Esta situación destaca la intrincada relación entre las políticas comerciales globales y la industria tecnológica. A medida que los aranceles entren en vigor, los consumidores y las empresas observarán de cerca cómo se adapta el mercado a estas nuevas realidades económicas. El retraso de los pedidos anticipados de la Switch 2 sirve como un indicador temprano de los desafíos e incertidumbres que le esperan al mundo tecnológico bajo este nuevo régimen arancelario.
La caída refleja una combinación de riesgos políticos y sensibilidad del mercado a declaraciones de alto perfil. Aunque el impacto inmediato es significativo, la capacidad de Nintendo para recuperarse dependerá de su respuesta estratégica, su salud financiera y la materialización real de las políticas mencionadas por Trump. En el pasado, la compañía ha demostrado resiliencia ante crisis, como durante la pandemia, lo que sugiere que podría navegar esta situación con ajustes tácticos.
El presidente de EEUU ha defendido los aranceles, afirmando que son la "medicina" necesaria para corregir los desequilibrios comerciales. Sin embargo, los economistas y los líderes de la industria expresan su preocupación por el potencial de aumento de la inflación, reducción del crecimiento económico y daño a las relaciones comerciales internacionales. Los efectos a largo plazo de esta política comercial en el sector tecnológico y la economía global aún están por verse.