El número de muertos en el ataque israelí contra la zona humanitaria de Mawasi, en el sur de la Franja de Gaza, es ya de 71 personas, y más de 280 resultaron heridas, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad gazatí.
Según medios hebreos, el principal objetivo del ataque era Mohamed Deif, comandante del brazo armado de Hamás y considerado el número dos del grupo islamista en el enclave, aunque su estado, de momento, se ignora, y el Ejército israelí no ha reivindicado aún el bombardeo.
La Media Luna Roja Palestina dijo que sus equipos de ambulancias trasladaron al menos a 23 cadáveres y 102 heridos a hospitales de la zona.
El Ministerio de Sanidad de la Franja, controlado por Hamás, dijo que los equipos médicos siguen tratando los casos más graves.
Deif, comandante de las Brigadas al Qasam, el brazo armado del grupo islamista, está considerado el número dos del grupo en la Franja de Gaza, por detrás solo de Yahya Sinwar, y uno de los principales responsables de los ataques del 7 de octubre.
Según medios en hebreo citados por la prensa israelí, junto a Deif se encontraba otro alto cargo de Hamás, Rafa'a Salameh, comandante de la brigada de Jan Yunis.
En un comunicado, el Ministerio de Defensa de Israel dijo que el responsable de la cartera, Yoav Gallant, mantuvo una reunión con el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, y el director del servicio de inteligencia interior (Shin Bet), Ronen Bar, "en vista de las novedades en Gaza".
Según fuentes locales, al menos tres misiles impactaron contra el corazón del área humanitaria de Mawasi al oeste de Jan Yunis, donde residen miles de palestinos forzosamente desplazados al comienzo de la operación militar israelí en Rafah, en el sur de la Franja.
El Gobierno de Hamás en Gaza condenó el bombardeo, y dijo que ha dejado al menos un centenar de muertos y heridos y que los equipos de rescate siguen recuperando cuerpos, ya que apenas hay servicios médicos que puedan hacer frente a la cantidad de víctimas.
A pesar de la designación del área como "zona humanitaria", y de que regresar a Rafah es imposible por la intensidad de los combates en la localidad, el Ejército ya ha atacado varias veces objetivos en Mawasi.
La gran mayoría de los israelíes piensa que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, debería dimitir por los fallos de seguridad que permitieron los ataques de Hamás del 7 de octubre, en los que murieron unas 1.200 personas y 250 fueron secuestradas, según una encuesta del canal 12 de noticias israelí.
Un 72 % de los encuestados considera que el mandatario debe presentar su dimisión por lo sucedido, y de estos un 44 % piensa que debe hacerlo inmediatamente. El 28 % de los que piensan que debe dimitir creen que debería hacerlo una vez termine la guerra contra Hamás en la Franja de Gaza.
Entre los votantes que apoyan a la actual coalición de Gobierno, la mitad considera que Netanyahu debería abandonar el cargo antes del final de la legislatura, mientras que un 42 % piensa que debería agotar su mandato.
Además, un 64 % de la población cree que el país debería llegar a un acuerdo de alto el fuego con el grupo islamista que permita liberar a los rehenes israelíes que todavía permanecen en Gaza.
De momento solo se han producido dos dimisiones de relevancia en el estamento militar por los errores del 7 de octubre, y una en el Shin Bet (inteligencia interior).
El pasado 22 de abril se produjo la primera al abandonar su cargo el jefe de la inteligencia militar israelí, el general Aharon Haliva, tras 38 años de servicio.
La segunda se produjo el pasado 9 de junio, cuando el general de brigada Avi Rosenfeld, comandante de la división de Gaza, abandonó su cargo al no haber podido proteger "a las comunidades, a miles de residentes, a miles de participantes en el festival de música de Reim y a las fuerzas estacionadas en los puestos de avanzada".
Además, el jefe para el distrito sur del Shin Bet -cuya identidad, como la de todos los trabajadores de esta agencia, no ha sido desvelada- dimitió el miércoles, convirtiéndose en el primer miembro del órgano que presenta su renuncia por los fallos de inteligencia que permitieron la masacre.
En octubre, el jefe del Shin Bet, Ron Bar, pidió disculpas por lo ocurrido el 7 de octubre y asumió su responsabilidad, pero de momento sigue en el cargo.
Según la encuesta del canal 12, Netanyahu es el israelí al que el público atribuye la mayor responsabilidad por los ataques del 7 de octubre, más incluso que a Haliva, a Bar o al ministro de Defensa, Yoav Gallant.
De todos ellos, el mandatario es el único que no ha admitido responsabilidad alguna por lo sucedido.
El jueves, Gallant pidió públicamente la creación de una comisión estatal que investigue los errores cometidos por las autoridades israelíes antes y durante los ataques de Hamás, y dijo que este órgano debe investigarlo a él, a Netanyahu y a los altos cargos del Ejército y las agencias de inteligencia israelíes.
En un discurso frente al mandatario con motivo de la graduación de los cadetes del Ejército, Gallant insistió en que las fuerzas armadas israelíes deben "reconstruir la confianza que se ha visto dañada".
Sus palabras llegaban poco después de que el Ejército se disculpara públicamente por un ataque contra milicianos de Hamás el 7 de octubre que acabó matando a varios residentes israelíes del kibutz (comunidad agraria) Be'eri, cercano a la frontera con Gaza.
"Fallamos en proteger el kibutz", reconoció el principal portavoz militar israelí, Daniel Hagari, acompañado del General de División Mickey Edelstein, ante los evacuados de Be'eri al presentar los resultados de la investigación militar sobre el suceso, en el que 13 israelíes murieron en el cruce de fuego entre los milicianos palestinos y las tropas.