El rey Guillermo Alejandro de Países Bajos ha pedido este sábado disculpas por el papel de la Casa Real en la esclavitud y la trata transatlántica de esclavos, en un discurso recibido con aplausos, fuertes vítores y lágrimas en el público, en el que se encontraban descendientes de personas esclavizadas y representantes del Gobierno.
“Hoy me presento ante vosotros. Como vuestro rey y miembro del Gobierno, me disculpo yo mismo. Y siento el peso de estas palabras en mi corazón y en mi alma (…). La esclavitud y la trata de esclavos se reconocen como un crimen de lesa humanidad. Y los estatúderes y reyes de la Casa de Orange-Nassau no hicieron nada para detenerlo”, dijo, en un discurso emotivo y esperado por los descendientes de esclavos y víctimas del racismo.
El monarca pronunció este histórico discursos durante la celebración de KetiKoti (ruptura de cadenas), fecha en la que se conmemora la abolición formal de la esclavitud en Surinam y las Antillas Neerlandesas en 1863. En la práctica, los esclavos trabajaron en las plantaciones otros 10 años más, hasta dejar de estar legalmente “bajo supervisión del Estado”.
Además, hoy da comienzo la Conmemoración del Año de la Historia de la Esclavitud, que se prolongará con diferentes actividades hasta julio de 2024.
Hace seis meses, el primer ministro, Mark Rutte, se disculpó en nombre del Gobierno ante descendientes de personas esclavizadas por Países Bajos entre 1621 y 1873: “La esclavitud fue un crimen de lesa humanidad”, infligió un “sufrimiento incalculable” y “pido disculpas en nombre del Gobierno” por el papel del Estado neerlandés, dijo Rutte.
Guillermo Alejandro comenzó su discurso mencionando una disposición legal neerlandesa de 1644, en la que se afirma que “dentro de la ciudad de Ámsterdam y su jurisdicción, todos los hombres son libres y ninguno es esclavo”, y señaló que pronuncia sus palabras en “una ciudad que, durante siglos, ha valorado la libertad por encima de todo”.
Subrayó que “de todas las formas en las que una persona puede ser despojada de su libertad, la esclavitud es seguramente la más dolorosa, degradante e inhumana”, y agregó: “Ver a un ser humano como una mercancía, hacer con él lo que plazca, usarlo con fines lucrativos, como bestia de carga sin voluntad propia. Ser encadenado, comerciado, marcado, explotado hasta los huesos, castigado. O incluso asesinado con impunidad”, explicó.
Alrededor de 600.000 personas fueron transportadas a través del Océano Atlántico en barcos neerlandeses para ser vendidas como esclavas y obligadas a trabajar en las plantaciones, y alrededor de 75.000 de ellas no sobrevivieron a la travesía, lo que se suma a las “atrocidades cometidas contra las poblaciones indígenas de las colonias”, recordó el monarca.
“Aquí, en los Países Bajos europeos, la esclavitud estaba estrictamente prohibida. Lo que se consideraba normal en las colonias de ultramar, lo que practicaba a gran escala y estaba alentado, no estaba permitido aquí. Esa es una verdad dolorosa”, señaló, en un discurso en Ámsterdam, bajo la lluvia y entre fuertes aplausos, vítores y lágrimas del público.
En junio se publicó una investigación independiente en la que se calculó que la Casa Real de Países Bajos ganó más de 545 millones de euros entre 1675 y 1770 de las colonias y desempeñó un papel importante en la explotación y el trabajo forzoso.
El rey admitió que “el horrible legado de la esclavitud sigue entre nosotros” y “sus efectos todavía se pueden sentir en el racismo en nuestra sociedad”, y señaló que, después de estas disculpas, “no existe un plan para el proceso de sanación, reconciliación y recuperación. Juntos estamos en un territorio desconocido, así que apoyémonos y guiémonos unos a otros”.
“Todos tenemos nuestra propia historia familiar, nuestras propias emociones y tradiciones culturales que nos arraigan en nuestras comunidades. Nuestros rituales que nos reconfortan, símbolos que nos animan y palabras de sabiduría que resuenan en nuestros corazones. Todas esas tradiciones son preciosas y merecen respeto. Pero, más allá, acerquémonos también unos a otros. Construyamos un mundo sin racismo, discriminación y explotación”, sentenció.
El discurso fue retransmitido en directo en Surinam y la parte caribeña del Reino de Países Bajos, y el monarca también pidió comprensión a quienes no consideran necesario que haya pedido disculpas. El rey Carlos de Inglaterra y Felipe de Bélgica condenaron la esclavitud, pero ninguno se disculpó por el papel de la familia real durante el colonialismo.
El rey neerlandés concluyó: “Los tiempos han cambiado. Las cadenas están rotas, hermano, hermana. Los tiempos han cambiado. ¡Las cadenas están rotas, es verdad!”.