El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, reconoció hoy por primera vez que la contraofensiva ya está en marcha y aunque rehusó dar detalles, los ataques ucranianos se han multiplicado en la última semana en los frentes de Donetsk y Zaporiyia, donde Rusia asegura que repele decenas de ellos a diario.
"Se están llevando a cabo acciones defensivas y contraofensivas en Ucrania (...)", dijo el jefe de Estado ucraniano en una rueda de prensa con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien visitó por sorpresa este sábado Kiev.
Zelenski no quiso revelar en qué fase se encuentra la contraofensiva ni el alcance de la misma, y únicamente recalcó que está en contacto diario con los comandantes a cargo de "varias frentes" y que "todo el mundo tiene un espíritu positivo".
"Pueden decírselo a (el presidente ruso, Vladímir) Putin", señaló con sorna, después de que el jefe del Kremlin afirmara la víspera que "la contraofensiva (ucraniana) ya ha comenzado", pero que "las fuerzas ucranianas no han logrado los objetivos que se marcaron".
En realidad, según Rusia y analistas occidentales, la contraofensiva lleva en marcha seis días.
El asesor de la Oficina del Presidente de Ucrania, Mijailo Podolyak, reiteró que una contraofensiva "no es una operación aislada. Son cientos de acciones diferentes que formarán al final una acción de gran alcance".
Lo que se sabe por boca de Kiev es que hay "operaciones ofensivas en algunas direcciones", especialmente en Bajmut, "batallas" en el sur de Donetsk, es decir en dirección de Zaporiyia, y "acciones defensivas" de Rusia en Oríjiv, en el centro de esta provincia.
Oríjiv, con 14.000 habitantes antes de la guerra, se encuentra unos 100 kilómetros y 133 kilómetros, respectivamente, al norte de las ocupadas ciudades de Melitópol y Berdiansk, a orillas del mar de Azov.
La recuperación de estas ciudades permitiría a Ucrania cortar el corredor terrestre que Rusia logró crear el año pasado desde el Donbás hasta la anexionada península de Crimea, objetivo declarado de las tropas de Kiev.
Es por ello que todos los ojos están puestos en el frente de Zaporiyia, incluidos los de los rusos, que afirman que allí Kiev ha desplegado más de 100.000 soldados, aunque solo un "pequeño grupo" está actualmente participando en la ofensiva.
Rusia asegura que las fuerzas ucranianas no consiguen romper sus defensas ni en el sur de Donetsk ni en Zaporiyia.
Desde hace una semana Moscú afirma que sus tropas repelen a diario una decena de ataques ucranianos en estos dos frentes.
Además asegura que han eliminado a cientos de soldados enemigos y equipo bélico occidental como tanques Leopard de fabricación alemana y vehículos de combate de infantería Bradley estadounidenses.
Pese a los intentos de Rusia de subrayar que sus defensas son por ahora impenetrables, la inteligencia militar británica afirmó hoy que "es probable que las tropas ucranianas hayan logrado un "buen progreso" en algunos sectores del este y sur del país en las últimas 48 horas y que hayan penetrado la primera línea de defensa rusa.
En otros, sin embargo, "el progreso de Ucrania ha sido más lento", indicó.
También cree que en el lado ruso "el desempeño ha sido mixto", con algunas unidades llevando a cabo operaciones de defensa creíbles y otras retirándose "en desorden".
También el estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) señaló hoy que en el oeste de Donetsk, cerca de la frontera administrativa con Zaporiyia, las fuerzas de Kiev "lograron avances tácticos".
Donde de momento Ucrania lo tendrá muy difícil contraatacar es en la región de Jersón, que linda con Crimea.
Rusia ocupa el tercio sur en Jersón y, tras la rotura de la presa de Kajovka el, se han quedado inundados cientos de kilómetros a ambos lados del río Dniéper, línea divisoria del frente.
Según el Ministerio del Interior ucraniano, 47 localidades están bajo agua, 14 de ellas en la orilla izquierda controlada por Rusia, que ha perdido buena parte de sus posiciones defensivas en la zona.
No obstante, el ensanchamiento del río debido a las inundaciones impide actualmente a Ucrania avanzar en esta zona, donde ahora está enfocado en salvar el máximo de vidas y proporcionar asistencia humanitaria a los más de 2.600 evacuados.
Rusia calcula que el agua del Dniéper, extremadamente complicado de cruzar incluso en su estado natural, volverá a su cauce normal el próximo viernes.