Pese a que no les falta razón a quienes aseguran que las elecciones andaluzas son el anticipo de lo que puede ocurrir en las generales, nada mejor que mantener prudencia. Salvo catástrofe que ahora no imagino, hay que dar por seguro que el presidente del Gobierno apurará la legislatura hasta el minuto final y que, además, será, de nuevo, el candidato a Moncloa.
Sin embargo, y a tenor del arreón político que Sánchez ha emprendido, es como si los propios socialistas hubieran interiorizado que los resultados andaluces pueden no quedarse en Andalucía. De este arreón hay que dejar al margen la cita de la OTAN en Madrid que todos, salvo esa izquierda en la que se apoya la minoría mayoritaria socialista, deseamos sea todo un éxito.
Hecha esta salvedad, solo a una estrategia de máxima presencia se entiende que mañana sábado se celebre consejo de ministros y el martes otro. Los asuntos a tratar no se puede condensar en una sola reunión por mucha urgencia que corra el tomar medidas que haga más llevadera la difícil situación económica por la que atraviesan miles de familias españolas?. Todo un arreón para ocupar espacio.
Antes del paréntesis veraniego habrá más medidas, como las ha habido antes del 19J y se harán esfuerzos para “vender” mejor lo que se hace. Sin embargo el problema de fondo del PSOE es que ya no es el PSOE en el que había debates y críticas internas. Había vida de partido y en el partido.
Ahora es una plataforma al servicio del presidente y eso buena parte del votante tradicional del PSOE lo percibe mejor que nadie. Y le duele. Si la economía es capaz de llevarse por delante a un Gobierno, ni que decir cuando día si y día también vemos un Ejecutivo que ya sin pudor esgrime sus diferencias desde el día uno. Estas diferencias irán a más en cuanto el aroma electoral suba de grado pero harán como si nada pasará.
Estas diferencias no salen gratis ni pasan desapercibidas a los ciudadanos. Como tampoco es irrelevante comprobar cómo grupos como ERC o Bildu se permiten el lujo de poner deberes al presidente por si se le ocurre parecerse a Feijoo y siendo verdad que en tiempos de crisis la economía es asunto prioritario convendría no olvidar la máxima evangélica de que no solo de pan vive el hombre.
Y es aquí, en lo que se considera intangible, algo de segunda división e incluso todo un arte por aquello de buscar el diálogo y el acuerdo, lo que genera un ambiente determinado y en el caso que nos ocupa, un profundo rechazo en millones de españoles.
Pero esto no lo quieren ver o no se atreven a verlo porque dar un volantazo sería hacerse una enmienda a la totalidad de lo que viene siendo la legislatura.
Sin embargo, Sánchez no es el único responsable. Son responsables todos aquellos socialistas descontentos y discrepantes de la política del presidente y secretario general del PSOE que, en lugar de hablar alto y claro, susurran por los pasillos y siempre bajo él anonimato sin ser capaces de dar un paso al frente. Por ello si, en términos electorales, salen dañados el próximo mes de Mayo, ellos, los que susurran pero que no hablan, serán tan responsables del desastre como el propio presidente.