Cláusulas abusivas, productos tóxicos, comisiones de usura, préstamos hipotecarios contrarios a la buena fe y a la honestidad, falta de sensibilidad y “acoso” constante a familias humildes, han sido algunas de las prácticas inhumanas utilizadas por parte de la mayoría de las entidades financieras de nuestro país.
Si se sabía que, la mayoría de las entidades financieras, imponían un trato desleal, nada equitativo y con cláusulas abusivas contrarias a la ética y a las buenas prácticas bancarias, ¿por qué no se tomaron las medidas correctoras y sancionadoras correspondientes contra todas estas entidades al objeto de evitar el perjuicio a los consumidores a través del evidente desequilibrio de los derechos y obligaciones de las partes que se derivan de cualquier contrato bancario?.
Según sentencias de varias audiencias provinciales y tribunales supremos de nuestro país señalan, en este sentido, claramente que “la realidad demuestra que los borradores de las escrituras de los préstamos bancarios son efectuados por las propias entidades financieras, sin intervención alguna de los clientes, quienes comparecen ante los fedatarios públicos (notarios) para firmar lo que ya está redactado de antemano por la entidad bancaria, sin posibilidad alguna de discutir, ni menos aún de modificar diversas cláusulas so pena de quedarse sin préstamo”.
Por otra parte, ya la orden de 1994 sobre transparencia de las condiciones financieras de los préstamos hipotecarios, en su exposición de motivos, señala que su finalidad primordial es garantizar la adecuada información y protección de quienes concierten préstamos hipotecarios.
Hasta el momento, por carecer de la necesaria sensibilidad social, todo se quedaba en papel mojado y las entidades financieras seguían aumentando su cuenta de resultados a costa de los pequeños ahorradores y las familias humildes de este país de pandereta, subvenciones y picaresca.