La épica tróspida

El Real Madrid lo ha vuelto a hacer. Sí, eso que hace siempre, lo de los últimos minutos. Yo ya avisaba hacía un par de semanas por esta columna. La épica, la locura, algunos dicen el robo, ahí no me meto, pero lo que es innegable es que el Madrid hace feliz a mucha gente alrededor del mundo. Los equipos te escogen, es como el amor, pero es que el Madrid es como Brad Pitt, el yerno que toda madre quería para su hija. Al final acabas queriéndolo a tu pesar, como cuando te descubres ante el enemigo.


Pero vayamos a lo realmente importante, el Real Club Deportivo de La Coruña. ¿Nos devolverá el karma lo que nos debe desde el penalti de Djukić? ¿Subiremos a costa de ganarle al Barcelona B? ¿Y el Leyma Básquet Coruña? ¿Ganará en Melilla?


Escribo la columna antes de los dos partidos, con la esperanza en todo lo alto, con la confianza de que la ciudad vuelva a estar en su sitio deportivo, poco a poco. Las del Deportivo Abanca ya lo consiguieron, tenían que haberlas visto celebrar el ascenso en la Estrella Galicia y la gente en pie, aplaudiendo y vitoreando, para que luego digan que no interesa el fútbol femenino en Coruña. El destino nos debe cosas, llevamos mucho tiempo sufriendo en la sombra, estamos en racha, nadie nos puede parar, tenemos que ser como ese Real Madrid que nunca se rinde, que confía en sí mismo hasta el último segundo o los 15 minutos añadidos. Ya sé que ellos son ricos y nosotros pobres, como la serie aquella de la infancia, pero pobres hemos conseguido ganar al propio Real Madrid en su Centenario, en mítico Centenariazo, robándoles su mojo en su propio estadio y la Copa del Rey en sus narices. Confío en el Depor, esta vez sí, esta vez nos toca, metros de tela blanquiazul engalanando la ciudad que no abandonó jamás a su club, enajenados del fútbol, locos de ciudad de cristal. Si hasta la Compañía de Tranvías va a poner buses cerca de Riazor, espero que los conductores no se pierdan por San Roque de Afuera y aledaños, esos lugares misteriosos que no han visto un autobús rojo salvo camino de cocheras.


Y como es fin de semana de concursos y partidos, también toca ver Eurovisión. Como siempre, la polémica. La canción de la peluquera alicantina empoderada con los dos culos-señores osos para atraer a la audiencia LGTBIetc lo va a tener difícil frente a le irlandese que parece salide de un bosque de duendes y brujas y que hace que muchos se lleven las manos a la cabeza porque simula un hechizo satánico o algo. Lo importante en estos tiempos es llevarse las manos a la cabeza por culos, por cuernos o por Israel. He leído por ahí que le irlandese (es no binarie, en mis tiempos sería andrógino, una palabra bastante más bonita, por cierto) está intentando crear un portal en Malmö hacia el infierno. En fin, eso solo puede hacer el Doctor Esteban Estraño o Wong, el Hechicero Supremo, dudo mucho que Bambie Thug consiga abrir un hueco por el que surjan cientos de demonios que persigan con agujas y alfileres al respetable del concurso. Eso solo pasa en Ferrol, que yo sepa, cuando llueve y hace sol. Cosas del cambio climático. 


En fin, suerte al Depor, suerte al Leyma, suerte a la peluquera alicantina empoderada y a disfrutar en X, antiguo Twitter de los delirios eurovisivos, lo mejor de la noche siempre. Y siempre echando de menos a Hemato, el ídolo de esos eventos. Dónde quiera que estés, mañana por la noche tuitea tróspidamente. Mándanos una señal. Estaremos atentos. 

La épica tróspida

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