No cometeré la osadía de adentrarme en el debate fiscal pese a que, efectivamente, está siendo la estrella de los últimos días. Dudo que haya un solo español que, sin ser experto en materia fiscal, logre aclararse en semejante materia que, por definición, es extraordinariamente compleja. Reduciendo hasta el máximo el debate se trata de que hay unos, el PP, que quiere bajarlos y, otros, el Gobierno que desacredita esa propuesta alegando supuestas connivencias del PP con “los ricos”.
Hay dos cuestiones claras. Una, que ya es obvio que esta periodista no paga lo mismo que un alto cargo de una gran empresa y, segundo, que en términos estrictamente políticos no es exagerado concluir que ha sido el presidente del PP el que ha abierto un debate del que ha salido ganador. Y ha salido ganador porque otras Comunidades Autónomas se han lanzado por el mismo camino de reducciones fiscales, entre ellas Valencia y el País Vasco en donde los socialistas están en los respectivos gobiernos y, por ello, ha cogido al Gobierno de coalición fuera de juego de modo y manera que en los últimos días se ha visto abocado a improvisar una nueva estrategia fiscal cuya letra pequeña iremos conociendo.
Pero, además, Núñez Feijóo ha sorprendido al Ejecutivo por sus reuniones con otros responsables políticos, todas ellas discretas pero ya conocidas. Desde los sectores de izquierda el morbo se ha centrado en la reunión con Abascal. Reconozco que a todos los periodistas nos hubiera gustado enterarnos a tiempo, tener foto y, por supuesto, conocer el contenido exacto del encuentro. Los socialistas, cayendo una vez más en la salida fácil por no decir infantil, aseguran que es una nueva foto de Colón, lo cual significa no conocer a Feijoo y caer de nuevo en una estrategia cuyos resultados ya son conocidos por negativos. Más por alto ha pasado el encuentro con, nada menos, la vicepresidenta Yolanda Díaz. El encuentro consistió en una cena a propuesta de Díaz que, por supuesto, fue tan sumamente discreta, que el resto del Ejecutivo se enteró por la prensa. Ni desde el Ejecutivo ni desde otros sectores de izquierda se ha pedido transparencia ni se ha reclamado foto.
Es obvio que tenia mas morbo el encuentro con Abascal pero la reunión con la Vicepresidenta tiene mucho más alcance político o, cuando menos, de imagen. Que el PP, si necesita de VOX, a ellos acudirá es tan claro como que Sánchez si necesita de Bildu no dudará en llamar a Otegui.
Con todo, la reunión más importante de Feijoo será la que mantenga en los próximos días con el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, quien en el acto de Ermua en recuerdo de las víctimas de ETA le propuso verse. Feijoo aceptó la idea y solo hay que fijar fecha. Feijoo ya sabe que VOX y PNV son incompatibles. Donde este uno, no estará el otro y aquí viene el gran reto del líder del PP que por mucho que gane en el ranking electoral, la mayoría absoluta parece absolutamente descartable.
Ganado, en términos políticos, el debate fiscal y abrirse a relacionarse con todos los partidos, salvo Bildu, lo más sorpréndete, lo que más morbo debería despertar es la anomalía profunda que supone el hecho de que el Presidente del Gobierno, en un momento de especial dificultad para España, no sea capaz de coger el teléfono y dedicar una hora al líder de la Oposición al que cada vez más españoles perciben como próximo inquilino de Moncloa. Esta es la principal y morbosa anomalía, no que Feijóo se reúna con Abascal.