En cualquier sociedad democrática moderna que se precie es muy importante disponer de unos medios de comunicación libres, veraces e independientes. Desgraciadamente, desde hace algún tiempo, la libertad de prensa se ha convertido en una manipulación frecuente al servicio de intereses corporativistas, empresariales y políticos. Incluso pretenden derrocar gobiernos, elegidos democráticamente, por la puerta de atrás con sus manipulaciones interesadas. 
 

Recuerdo, con satisfacción, cuando los medios de comunicación sabían y querían distinguir ente lo que es información y opinión. Buscaban trasladar a la sociedad una información objetiva sin dejar de reflejar los diferentes puntos de vista y de plasmar la línea editorial de una manera bien diferenciada. Actualmente vemos como el bulo, el insulto, la manipulación y la mentira campan a sus anchas por muchos medios de comunicación que no ocultan defender sus propios intereses corporativistas e ideológicos, aunque luego son los primeros en criticar la manipulación de los medios públicos. 
 

Aquellos medios de comunicación que denunciaban la corrupción, el clientelismo y la malversación de fondos públicos ya han pasado a la historia. También es cierto de que cada vez más los medios dependen de la publicidad institucional y empresarial una vez que las ventas han disminuido, las suscripciones se han desplomado drásticamente así es que necesitan de las ayudas y subvenciones públicas para mantener su supervivencia. Esto favorece el clientelismo y por lo tanto la desinformación en favor de los gobernantes de turno, ya sean locales, provinciales, autonómicos o estatales.    
 

Los diferentes medios de comunicación (prensa, radio, tv, internet…) tienen que reencontrarse con el camino de la seriedad, la profesionalidad y la independencia informativa, de lo contrario seguirán fomentando el enfrentamiento entre las dos españas y la desconfianza en los medios que deberían ser un pilar fundamental de las sociedad  democráticas.