Me parece que Pedro Sánchez se esperaba muchas cosas. Pero está, la de millones de personas y por todas las tierras de España clamando contra su traición, me parece que no. Ni él ni sus acólitos pensaban que la respuesta podía alcanzar tal dimensión. Ni siquiera, me parece, la están sabiendo ver en su justa medida. Porque la movilización, para atisbar su hondura y extensión, hay que cubicarla más que en las grandes capitales, donde ha sido impresionante, y no solo en Madrid, Valencia o Málaga, que también, sino en otras poblaciones donde sencillamente no se había visto cosa igual. Lugares donde a la gente le cuesta eso de salir a manifestarse han abarrotado las plazas y las calles. Cuando me pasaron las fotos de mi Guadalajara no daba crédito a lo que había allí. Y eso mismo ha sucedido por todos los lados, de este a oeste y de norte a sur. Dicen los unos que dos millones y puede que fueran uno o uno y medio. Pero el gentío fue inmenso y plural en edad, condición y gobierno, algo que también les convendría analizar.
Pero también comienza a aflorar otro hecho diferencial: el disgusto. Ya no es solo al caudillo a quien se dirige el reproche. Las gentes comienzan a señalar en cada lugar a quienes, sobre todo diputados en el Congreso, muchos de ellos “caídos” en las municipales y autonómicas a los que Sánchez colocó para que no se quedaran sin sueldo y sillón, y estos comienzan a sufrir la mirada y algo más por parte de sus vecinos. A dia de hoy es cada vez más palpable que Pedro Sánchez no puede salir a la calle pero empieza a aflorar que algo parecido puede empezar a suceder en ciudades donde eso no había sucedido jamás. No es que la hayan perdido, es que como esto siga así es que no la van a poder pisar.
La esperanza sanchista es que una vez consumada parlamentariamente la felonía esto vaya remitiendo y la derecha, que no tiene la contumacia de la izquierda para estas cosas, se canse. Tienen algunas y pasadas razones para pensarlo así pero no se yo si esta vez va a ser igual. Me barrunto, a tenor de lo que escucho, que no. El personal esta muy, muy enfadado. Sánchez se ha podido equivocar en su calculo y lo que acaba de iniciarse no es sino y para él también, muchos españoles tienen descontado que para ellos si lo será, un camino infernal. Porque la rebelión, y rebelión democrática, esta cogiendo una fuerza cada vez mayor. Y no solo en lo que a la toma de la calle se refiere. Porque la tormenta tiene muchos frentes. El terrible ataque contra la Justicia y la intentona a la venezolana y nicaraguense de aplastar y convertir en esbirros gubernamentales al Poder Judicial es uno de los más graves y la unanimidad de todas las tenencias de sus asociaciones es la prueba evidente de la barbaridad que se pretende.