Normandía y la campaña

Aunque sea “a toro pasado”, no me resisto a comentar dos noticias relevantes de los últimos días que sobresalen sobre las demás. La primera es la conmemoración del 80º aniversario del desembarco en Normandía el 6 de junio de 1944 que cambió el curso de la historia de Europa y del mundo. A esa solemne ceremonia acudieron, además de unos pocos supervivientes de aquella gesta, 25 jefes de Estado o de Gobierno de los países más importantes del mundo.


Faltó España. El presidente del Gobierno optó por acudir a Barcelona a un mitin para, en palabras de Iñaqui Ellakuría, “acusar a los jueces de prevaricadores y pedir el voto para vengar la afrenta a su esposa…”. ¿Y por qué el Rey Felipe VI no fue a ese acto en Normandía? Es un secreto a voces que el Jefe del Estado está secuestrado por este gobierno sectario, mediocre y acomplejado.


Mientras Occidente recordaba aquel episodio que hace ochenta años derrotó al nacismo, España se sumaba a la causa abierta contra Israel por genocidio y el Ministro de Asuntos Exteriores decía con la ingenuidad de un aprendiz que “no vamos contra Israel, Buscamos parar la guerra”. Así es nuestra política exterior.


La segunda noticia digna de comentario es la desacertada campaña electoral. Resultados aparte, ya conocidos y analizados, es lamentable que los líderes políticos y candidatos, en lugar de hacer pedagogía y cautivar a los ciudadanos para que acudieran a votar en unas elecciones importantes para el futuro de Europa y de la gente, se encerraron en la “cueva ibérica” del particularismo y representaron el único papel que dominan: denigrase unos a otros.  


Es paradigmático el caso de los líderes de los dos partidos mayoritarios. El líder del PSOE solo manejó los términos “lodo y fango”, agitó el miedo a la victoria del adversario –la derecha y la extrema derecha– y utilizó a su esposa como pretexto para atacar a jueces y a la prensa cuyo delito es contar noticias. Por su parte, el argumentario del líder de la oposición también fue monocorde, tuvo como eje de comunicación casi único arremetidas varias contra el jefe del Gobierno y la corrupción que presuntamente le rodea.


Entre los dos no emplearon media hora para explicar a los ciudadanos los retos y desafíos de la UE en esta legislatura: políticas agraria, pesquera e industrial; defensa, seguridad e inmigración, mejora de la productividad frente a USA y China,  mantenimiento del estado de bienestar… Tampoco explicaron lo que nos jugábamos los ciudadanos: esas políticas y directrices de la UE determinan políticas nacionales sobre asuntos grandes y pequeños que condicionan y deciden sobre nuestras vidas.


Si llevaran a la campaña ideas europeístas vitales para el futuro de Europa y el nuestro, sería menor la abstención. Y no nos castigarían con tantos discursos crispados, cargados de rencor y odio que ya saturan al personal. 

Normandía y la campaña

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