La muerte de Sidney Poitier en los primeros días del año me trajo el recuerdo dos películas protagonizadas por él: Los lirios del valle, que le valió un Óscar al mejor actor principal, y sobre todo Adivina quién viene a cenar esta noche. En esta cinta, Stanley Kramer reunió un cartel de lujo con Spencer Tracy y Katharine Hepburn que bordan el papel de un matrimonio blanco bien situado, y Katharine Houghton, “su hija” en la ficción, que quiere casarse con el joven médico negro del que está enamorada, que interpreta Sidnei Poitier.
Pese a las ideas liberales del matrimonio, el novio de su hija es un comensal inesperado y molesto en la cena de aquella familia que representaba a la acomodada sociedad americana de los sesenta, y la película de Kramer es como una metáfora de las visitas inesperadas e incómodas que llegan por sorpresa a la sociedad -también a las familias- y trastocan el orden fijado por el establishment en los espacios político, sanitario y económico.
En el ámbito político recuerden la irrupción de la “nueva política” en la década pasada que conmocionó al bipartidismo alternante en el poder. Tenían mucha prisa por “asaltar los cielos”, pero llegaron sin la formación y experiencia de gestión necesarias y cometieron muchas torpezas. Algunos, como As Mareas, fueron expulsados del Parlamento de O Hórreo por la sociedad gallega, muy defraudada con ellos.
Últimamente, la sociedad recibió dos nuevos visitantes que no esperaba: el virus asesino que causó miles de muertes y dejó secuelas en millones de contagiados y trajo consigo una espantosa crisis económica que paralizó todos los sectores de actividad.
Estos tres “visitantes” cambiaron la política y nuestras formas de vida familiar, laboral y social. ¿Para siempre? “El estilo de vida que conocíamos no va a volver, debemos cambiar casi todo lo que hacemos, escribió Gideon Lichfield en Mit Technology Review,. Queremos volver a la normalidad cuanto antes, pero la mayoría de nosotros no somos conscientes de que algunas cosas nunca volverán a ser igual”.
Lo cierto es que los políticos que llegaron por sorpresa a la “fiesta” de la sociedad acomodada, la crisis sanitaria que, según los expertos, seguirá acechando periódicamente en la sociedad, y la crisis económica que reapareció cuando aún no nos habíamos recuperado de la financiera de 2028, han venido para quedarse, como el novio en el film de Kramer.
Son invitados inesperados e incómodos que alteran el orden político establecido, afectan a nuestra salud y desequilibran nuestra economía. Pero, parafraseando a Katharine Hepburn, la nueva política, el virus y la crisis económica ya forman parte del paisaje y permanecerán en “este cochino mundo”.