El melanoma es un tipo de cáncer de piel que puede tener mal pronóstico, por lo que su identificación en etapas tempranas es imprescindible. Actualmente, nuestra población está sufriendo un aumento progresivo de casos en los últimos 10 años, con una incidencia de casi 9 melanomas cada 100.000 personas/año en España, y una incidencia global de 17.2 casos por 100.000 habitantes en Galicia.
Además, se está experimentando un incremento de diagnóstico en gente joven de 20 a 40 años. "El melanoma ocupa la segunda causa de muerte en los jóvenes después de los accidentes de tráfico", según declaraciones de la coordinadora de la campaña de Euromelanoma en Madrid.
A pesar de esto, se debe tranquilizar a la población porque la supervivencia es mayor del 90% en los melanomas diagnosticados de forma precoz. “La función del dermatólogo, además de revisar a los pacientes, es educar y enseñar a la población cómo identificarlo y cuándo se debe de consultar. Hace años que participo en la campaña del Euromelanoma, ofreciendo consultas gratuitas de revisión de lunares durante el mes de junio en la clínica. Además, soy embajadora del programa “Convive con el Sol”, promovido por la Academia Española de Dermatología, ofreciendo charlas en los colegios para concienciar a la población más pequeña de cómo protegerse del sol”, afirma la Dra Suárez Valladares, de COS Instituto Médico.
Los principales factores de riesgo para desarrollar un melanoma parten de una exposición excesiva a la radiación ultravioleta y especialmente, de las quemaduras solares en la infancia. Los estudios indican que el 50-80% de la radiación solar acumulada a lo largo de la vida ocurre antes de los 18 años, quizá porque se dispone de más tiempo para realizar actividades y ocio al aire libre.
“Un fototipo claro con piel blanca, ojos claros y pelo rubio o pelirrojo también aumentan el riesgo, ya que se carece de la protección natural de la melanina frente a la radiación. Los antecedentes familiares de melanoma u otros cánceres de piel pueden aumentar el riesgo de desarrollar uno en el futuro. Y evidentemente, tener muchos lunares puede ser otro factor de riesgo para desarrollar un melanoma. Aunque hay que tranquilizar a la población ya que solo el 20-30% de los melanomas aparecen sobre un lunar previo y más del 70% sobre manchas nuevas que aparecen en la piel aparentemente sana”, destaca la Dra Suárez Valladares.
Según indica la dermatóloga María Jesús: “el primer responsable de conocer sus lunares y vigilarlos debe ser el propio paciente, y es por eso que las principales guías de tratamiento de melanoma actuales recomiendan la autoexploración por parte de los pacientes, para descubrir los cambios de forma precoz y poder consultarlos con su dermatólogo. Por lo general, la mayoría de manchas y lesiones que aparecen en la piel son inofensivos o benignos, pero hay ciertos cambios que deben de hacernos sospechar e inmediatamente acudir a un dermatólogo para confirmarlo”.
Desde COS Instituto Médico quieren ayudar a la población a reconocer cuándo una lesión puede ser peligrosa y cuándo se debe acudir al especialista. “Existe una regla sencilla llamada la "regla del patito feo" donde se asume que los lunares o manchas de un mismo paciente tienden a ser muy similares y que si hay alguna que llama la atención por color, forma o tamaño es la que nos debe de preocupar y por la que debemos de consultar. También consideramos que la población entera debería de conocer la famosa regla del ABCDE, e incluso, se debería de enseñar en el colegio”, afirma la profesional.
La regla del ABCDE consiste en lo siguiente:
"Identificar un cáncer de piel no es fácil, y no todos los melanomas son iguales ni cumplen todas las reglas anteriormente expuestas, pero estar sobre aviso y conocer los consejos de un profesional pueden ayudarnos a adelantarnos a problemas mayores", destaca la dermatóloga Suárez Valladares.
Las dermatólogas de COS Instituto Médico consideran que la época después del verano es un buen momento para realizar un chequeo completo del estado de la piel y los lunares, evitando que lleguen a ser una causa de preocupación en el futuro.