Se triplica la demanda de tratamientos de congelación de óvulos

Se triplica la demanda de tratamientos de congelación de óvulos

La criopreservación de ovocitos se ha convertido en una herramienta al alcance de muchas mujeres que les permite postergar el momento de ser madres y planificar así su proyecto reproductivo. La congelación de óvulos ha conseguido, principalmente, que las posibilidades de éxito de un tratamiento en un futuro sean las que tendría si ese tratamiento se realizara hoy, si hablamos exclusivamente de calidad ovocitaria.

Por eso, Instituto Bernabeu ha creado una nueva Unidad Especializada en Criopreservación de Ovocitos, coordinada por la doctora Alicia Herencia. “El objetivo es dar un paso más en nuestra atención médica y poder canalizar, de manera coordinada y experta, el trabajo que realizamos en cada una de las 9 clínicas de Instituto Bernabeu”, explica la doctora, que añade que “la nueva unidad nos va a permitir implementar las técnicas más innovadoras, con nuevas pautas de estimulación ovárica y tratamientos más cómodos y con menos efectos adversos, además de impulsar científicamente la investigación multidisciplinar en este ámbito”.

Desde 2021 se ha triplicado el número de ciclos de preservación de ovocitos en las clínicas de Instituto Bernabeu. “Esto refleja la importancia que puede llegar a tener, a nivel social, el hecho de que las mujeres sepan que pueden congelar sus ovocitos y los beneficios que les aporta de cara a la planificación de su maternidad”, señala la doctora Herencia. Las razones son muchas, pero la principal es la necesidad o el deseo de postergar la maternidad por cuestiones de carácter personal. Aunque también existen otras circunstancias que llevan a una mujer a congelar sus óvulos como criopreservar antes de algunas cirugías en las que ovario pueda ser dañado o que lo hagan previamente a recibir tratamientos médicos como la quimioterapia que puedan afectar a la capacidad reproductiva de la paciente. También lo llevan a cabo mujeres con mayor riesgo de tener una baja reserva ovárica (con endometriosis, menopausia precoz o enfermedades autoinmunes).

La cantidad y la calidad de los óvulos se reducen con el paso de los años, pero este descenso empieza a ser notable por encima de los 35 años, y aún más acusado por encima de los 38 años. Por ello, la posibilidad de generar embriones con problemas cromosómicos aumenta con la edad. “Mi recomendación, en circunstancias generales y sin patologías previas, es criopreservar ovocitos antes de los 35 años para intentar obtener los mejores resultados”, apunta Alicia Herencia.

De hecho, con 35 años, el 70-80% de los embriones tienen una correcta dotación cromosómica, mientras que con 41-42 años este porcentaje se invierte y hasta el 80% de los embriones pueden tener alguna alteración cromosómica, lo que dificulta la probabilidad de quedarse embarazada y aumenta la tasa de abortos. Por eso, si una mujer congela los óvulos cuanto antes, su riesgo de aborto se mantiene del mismo modo congelado y, si desea tener hijos con 40 años, lo hará con probabilidades similares a cuando los congeló. “Esto es especialmente relevante porque a diario debemos comunicar a muchas mujeres en nuestras consultas que no van a poder ser madres con sus propios ovocitos, una noticia que reciben siempre con especial tristeza. Pero esto es algo que, en muchas ocasiones, se podría evitar con la criopreservación de los óvulos cuando todavía son válidos”, remarca la coordinadora de la nueva unidad.

La edad media a la que las españolas tienen su primer hijo no deja de subir, superando los 32,6 años en la actualidad (en 2010 la edad era 29,8 años), con las dificultades añadidas que esto puede generar para la fertilidad femenina. Además, la cifra de niños nacidos en España cae progresivamente, descendiendo de 1,37 a 1,19 el número de hijos por mujer de 2010 a 2021.

 

El destino de los ovocitos no utilizados
 

No siempre se utilizan todos los óvulos que se congelan, pero en España, la ley de reproducción asistida plantea varios destinos en caso de no querer mantenerlos vitrificados. La persona puede simplemente solicitar el cese de su conservación, de forma que se destruirían; puede donarlos para investigación científica o cabe la posibilidad de donarlos a otras parejas con fines reproductivos, siempre y cuando se cumplan una serie de requisitos mínimos.

Se triplica la demanda de tratamientos de congelación de óvulos

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