El jefe de Finanzas del Vaticano, el cardenal George Pell, admitió que la Iglesia Católica encubrió casos de abusos a menores en Australia entre los años 70 y 90 en la ciudad de Ballarat, donde nació y trabajó de sacerdote, y Melbourne, donde fue obispo auxiliar y arzobispo, para no perturbar el statu quo.
“La gente no quería que se perturbara el statu quo”, reconoció Pell en su comparecencia ante la Comisión Real australiana que investiga la respuesta de instituciones religiosas, públicas y educativas a la pederastia en las últimas décadas en Australia. Así lo declaró durante su tercera testificación por videoconferencia desde Roma.
El asesor del papa, que forma parte del consejo de nueve cardenales que ayudan al pontífice en la reforma de la Curia, reconoció de esta manera que encubrieron casos de pederastia en el seno de la Iglesia Católica australiana y admitió que debería haber hecho más ante ellos.
En este sentido, reconoció que en los años 80 había “un mundo de crímenes y encubrimientos (en el seno de la Iglesia Católica)” al tiempo que agregó que “la gente no quería que se perturbara el status quo”. Pell, que es el primer alto cargo de la Iglesia Católica que declaró sobre pederastia, insistió en que fue engañado por otros religiosos que no le dieron detalles ni le informaron de la magnitud de los crímenes conocidos por los feligreses.
Aseguró que desconocía los casos de abusos a menores porque nunca fue informado de los que fueron cometidos en parroquias en las que estuvo destinado. “Yo era el chico nuevo del barrio y era conocido por ser capaz de ser franco”, incidió.
De este modo, explicó que se le ocultó esa información deliberadamente para evitar que actuara y determinó que la Oficina de Educación Católica “habría tenido temor de que hiciera todo tipo de preguntas inconvenientes en el caso de que hubiera sido informado”.
Pell fue interrogado en relación al período en que fue obispo auxiliar en la archidiócesis de Melbourne en 1987 y, en concreto, sobre la forma que gestionó las denuncias contra el sacerdote pederasta Peter Searson, quien falleció en 2009.
El cardenal australiano definió a Searson como “uno de los curas más desagradables” que había conocido, pero negó recordar que se le presentara un informe con acopio de la lista de quejas de niños contra el sacerdote por miedo a sufrir abusos sexuales o malos tratos.