El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, defendió ayer el memorando de entendimiento en materia migratoria que la Unión Europeo (UE) suscribió con Túnez al entender que la cooperación con los países de origen y tránsito es la vía más eficaz para luchar contra la migración irregular, siempre desde el respeto a los derechos humanos.
Marlaska hizo estas consideraciones en Logroño, donde preside la reunión de ministros de Interior de la UE que aborda, entre otros asuntos, el reglamento para gestionar situaciones de crisis migratorias.
La Comisión Europea y Túnez firmaron este domingo un memorando sobre una nueva “asociación estratégica” que implica 1.000 millones de euros, incluidos 105 millones para la gestión de fronteras, búsqueda y salvamento, lucha contra el contrabando y retornos. Pero algunas organizaciones, como Human Rights Watch pidieron a la UE que suspenda ese apoyo financiero al entender que Túnez no es un refugio “seguro” para los migrantes y refugiados negros africanos, víctimas de “graves abusos” por parte de las fuerzas de seguridad.
En el primer semestre del año, Túnez superó a Libia como punto de partida de la migración irregular y, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), de las cerca de 70.000 llegadas a Italia, 37.700 lo hicieron desde la costa tunecina. Preguntado por el memorando, Marlaska dejó claro que “siempre hemos pensado que tenemos que trabajar juntos, que tenemos que reforzar la cooperación con terceros países de origen y de tránsito”.
Acuerdos como el de Túnez son para el ministro “el camino que tenemos que tomar si queremos ganar en nuestra lucha contra la inmigración irregular” y hacerlo compatible con una política de migración legal, segura y ordenada. Y ello, dijo, respetando los derechos fundamentales. “Es la única manera”, zanjó.
Mientras, la comisaria de Interior, Ylva Johansson, reiteró que se firmará con Acnur un acuerdo de financiación para el apoyo y atención de los migrantes abandonados en el desierto.