Como en anteriores ediciones, la falta de voluntad política de algunos países y la codicia de otros para no reparar los impactos climáticos en los menos desarrollados, dejará a los negociadores de la 27 Cumbre del Clima durante el fin de semana intentando cerrar acuerdos en relación a combustibles fósiles, daños y pérdidas y adaptación y mitigación climática.
No obstante, desde un inicio esta cita en Sharm el Sheij (Egipto) vio mermada su capacidad de negociación ante la ausencia de Rusia por la guerra en Ucrania, a la que se suman India y China, países que están entre los grandes emisores de gases de efecto invernadero a la atmósfera y causantes del calentamiento global.
A pesar de la poca ambición climática demostrada, durante los quince días de reuniones se lograron algunos acuerdos y se fortalecieron otros que se firmaron en anteriores Conferencias de las Partes de la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP).
En relación a la mitigación climática, más de 200 países, regiones y fabricantes, entre otros actores, se unieron en la coalición ‘Accelerating to Zero’, que se trata de una ampliación de la declaración sobre Vehículos Cero Emisiones firmada en la COP26 para eliminar la venta de automóviles y furgonetas de combustión a partir de 2035.
En Europa, en octubre pasado se acordó entre el Consejo, el Parlamento y la Comisión europeos no vender en la Unión Europea turismos y furgonetas nuevos con motor de combustión a partir del año 2035.
En relación a pérdidas y daños entre países más contaminantes y otros en desarrollo, el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, anunció una “oferta final” para fijar un fondo específico para la financiación de este apartado, pero que conlleva dos condicionamientos: que esté dirigido a los países “más vulnerables” y que reúna a un amplio número de donantes.
Timmermans subrayó a la prensa, no obstante, que los beneficiarios de ese fondo deberán basarse en la situación económica en 2022 y no en la de 1992, en clara alusión a China.
Con esta propuesta se pretende incluir a los pequeños Estados insulares en desarrollo y a los países menos desarrollados.
Este es uno de los escollos en esta cumbre y ante el que los países vulnerables –que son los que más sufren los impactos cada vez más frecuentes e intensos del cambio climático– se plantaron, porque, recordaron, que es una deuda climática histórica causada por los países desarrollados.
En relación a la mitigación climática, es decir a la reducción de emisiones, la propuesta es llegar a 45% en 2030 con respecto a 2010, y al cero neto en 2050.
Sin embargo, en cuanto a la reducción de combustibles fósiles, en el borrador presentado por la presidencia egipcia de la COP27 no se recogió la petición de India y grupos ecologistas de lograr una reducción de la producción de estos combustibles. Además, países como Brasil, con el electo presidente Lula Inácio da Silva –y en el que muchos pusieron su esperanza para “salvar” la Amazonía– anunció que potenciará la industria petrolera en su país.
En sentido opuesto se pronunció el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien declaró su apuesta por las renovables, a pesar de las críticas de la industria petrolera en su país. Con estas perspectivas, es de esperar que los negociadores hagan caso al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, quien pidió a las partes en la COP27 que dejen de echarse culpas y firmen un acuerdo “ambicioso y creíble”.
Es la década crítica y es necesario sumarse a la acción, recuerdan diferentes actores.