Una pelea multitudinaria entre dos grupos rivales originada ayer domingo la cárcel de Alcalá-Meco ha terminado sin heridos pero con 10 presos en régimen de aislamiento y un ambiente muy tenso en la prisión, ha informado hoy el sindicato Acaip.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 11:00 horas en uno de los módulos de Madrid II que albergan internos jóvenes (menores de 21) internos de origen magrebí e internos de origen latino. La diligencia de los funcionarios de presiones impidió que dicho altercado tuviera consecuencias más graves.
Según el sindicato, este centro penitenciario viene siendo, desde hace ya bastante tiempo, el centro de referencia de internos jóvenes menores de 21 años de la Comunidad de Madrid, albergando, de media, más de 100 internos en esta franja de edad (18-21). Son reos que, por sus características --pertenencia a bandas organizadas, falta de arraigo, escaso control de la impulsividad-- suelen presentar una mayor conflictividad que los internos adultos, explican.
En 2022 se registraron 160 agresiones entre internos en Alcalá-Meco, la mayoría protagonizados por internos jóvenes, señala Acaip, que lleva años denunciando que la cárcel más antigua de la región "no reúne ni los medios arquitectónicos, así como los materiales y personales más adecuados para gestionar la problemática que presentan este tipo de internos, así como para atender las especialidades regimentales y de tratamiento recogidas en la legislación penitenciaria que en un centro como este se dificultan sobremanera, pues en ningún momento se diseñó para albergar internos jóvenes.
Además, denuncian que el centro presenta un déficit de 98 funcionarios en referencia a la vigente RPT, "lo que viene a dificultar aún más la labor diaria que requieren este grupo de internos". En muchas ocasiones este sindicado ha solicitado a las autoridades competentes el traslado de estos internos a centros madrileños más modernos y que reúnan las condiciones idóneas para albergar a este tipo de internos pero, a día de hoy, no han apreciado acción alguna tendente a resolver o, al menos paliar, la situación anteriormente descrita.
Y creen que la problemática señalada puede llegar a poner en riesgo la seguridad de los propios internos así como de los trabajadores penitenciarios, "haciendo muy complicada la labor diaria que requieren este tipo de internos".