La innovación se ha convertido en los últimos años en un factor clave para muchas empresas y emprendedores que quieren hacer frente a la crisis. Pero este concepto tampoco es ajeno en los centros enseñanza, donde se preparan los futuros profesionales. Este es el caso del IES Sardiñeira, que ha conseguido una ayuda convocada por el Ministerio de Educación para la realización de proyectos de innovación aplicada en la formación profesional. El programa consta de una inversión superior a los 60.000 euros, que se ha destinado a la compra de biorreactores para el análisis de procesos químicos y biotecnológicos.
La subvención ministerial les ha permitido comprar un equipo puntero que incluye un biorreactor
Los principales beneficiarios del programa de innovación son los estudiantes de los módulos de FP de Química Industrial y Análisis y Control de Calidad. En total son 140 alumnos los que pueden trabajar con los equipos como si estuvieran en una empresa y conocer de primera mano los entresijos de un laboratorio profesional. “Los equipos son como los que los alumnos se van a encontrar en el mundo real, como los que hay en la industria, pero aquí lo hacen a nivel de laboratorio y con simulaciones”, explica uno de los jefes de estudios del IES Sardiñeira, José Hermógenes Cobas.
Cobas se muestra satisfecho con el funcionamiento de ambos proyectos y el hecho de que el instituto coruñés haya resultado beneficiario en una convocatoria en la que participaron centros de toda España. “Se trata de un programa hecho en colaboración con otros centros. En nuestro caso, trabajamos con un instituto de Puertollano”, aclara el docente, para quien la biotecnología es un sector que parece “novedoso”, pero en el que ya se lleva muchos años trabajando. “Solo tenemos que remitirnos, por ejemplo, a la fabricación de la cerveza, en el que ya entran procesos biotecnológicos y que hace siglos que se conoce”, afirma Cobo.
En el mercado laboral > Tanto estudiantes como profesores tienen claro que lo más importante del programa es que los participantes salgan capacitados para dar el salto al mercado laboral y tener mayores oportunidades a la hora de ser seleccionados para un puesto de trabajo.
Una cuestión que en el caso de los módulos de Química Industrial y Análisis y Control de Calidad está casi certificada. “El grado de colocación es bastante alto. Por ejemplo, el año pasado de 17 alumnos de Química, 14 ya están trabajando”, señala Cobas. “Además, tenemos un convenio con Repsol para que los estudiantes realicen prácticas”, apunta.