El presidente de la agrupación de mariscadores de a pie, Manuel Baldomir, lo auguraba la semana pasada y sus peores predicciones se han cumplido. El colectivo regresaba ayer a la ría a faenar después de casi seis meses sin actividad –trabajaron ocho días en verano–, pero en este tiempo los bancos marisqueros no han mejorado. Baldomir lo achaca al furtivismo y al avance de los lodos, pero tampoco se olvida de las intensas lluvias de primavera que obligaron a cerrar el estuario por la baja salinidad del agua.
Todo ello, cree el portavoz que es el causante de la escasez de bivalvos en O Burgo. Ayer, el medio centenar de personas que bajaron a mariscar a la parte más interna de la ría –del puente de A Pasaxe hacia O Burgo– podía extraer hasta 1.700 kilos de marisco, pero no se llegó ni a la mitad, se quedaron en 727. Además, la mayoría era berberecho, la especie menos valorado. Se reunieron 406 kilos de este molusco frente a solo 98 de almeja fina grande y 65 de terciada, las más caras. “Non sae nin a tres kilos por cabeza”, recuerda Baldomir acerca del producto que les da mayores ingresos.
Cada día a cada mariscador se le permite extraer siete kilos de almeja fina por persona, con lo que ayer se podía haber llegado a los 350 y se extrajeron solo 163. Respecto a la japónica se alcanzaron 117 kilos y solo 41 de babosa.
precios bajos
A las pocas cantidades, se une también el bajo precio alcanzado en la subasta. La almeja fina grande se vendió a 12 euros y la terciada se quedó en los siete. Le sigue la japónica a 3,50 euros y la babosa a tres. El precio más bajo es para el berberecho a dos euros el kilo. El motivo principal es el escaso número de compradores que acuden a su lonja.
En este sentido, el colectivo denuncia las instalaciones de las que disponen para subastar. “Non podemos atraer compradores”, asegura Baldomir. A esta situación que se viene arrastrando ya desde hace años –el marisco de O Burgo nunca alcanzó los precios de otras rías– ahora se ha sumado la caída del consumo.
miedo del consumidor
Los compradores que ayer se dieron cita en O Burgo aseguraban que no están vendiendo el producto por las crisis y, sobre todo, por el miedo de la gente a la marea roja que ha atacado a toda Galicia en las últimas semanas. Por ello, el portavoz del colectivo de a pie reclama a la Xunta una campaña informativa y de promoción del producto, que vuelve a estar en buen estado.
Todo esto está poniendo en una situación crítica a los mariscadores. Cada vez tienen menos bancos en los que trabajar. Ayer lo hicieron en el de O Carniceiro, pero según Baldomir, ya han perdido los de As Maruxas pequenas y grandes, en el que queda en torno a un 10% productivo, y el de O Caínzo, invadido completamente por los lodos. Ahora, la esperanza es la Navidad. n