El Supremo elevó ayer de nueve a 15 años de prisión la condena contra los cinco miembros de La Manada, que ya fueron detenidos, al sentenciar que cometieron un delito continuado de violación a una joven en los sanfermines de 2016 y no un abuso sexual, como dictaminaron dos tribunales anteriores.
La sala de lo Penal del Supremo estima por unanimidad que es incorrecta la calificación jurídica de las dos anteriores sentencias que les condenaron por abuso, porque su relato de hechos describe un “auténtico escenario intimidatorio, en el que la víctima en ningún momento consiente a los actos sexuales llevados a cabo por los acusados”.
El alto tribunal adelantó el fallo de una sentencia que se hará pública próximamente y será firme, en la que modifican la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Navarra –que ratificó la anterior– y elevan la condena a José Ángel Prenda, Jesús Escudero, Alfonso Jesús Cabezuelo, Antonio Manuel Guerrero y Ángel Boza. Todos ellos fueron arrestados de forma inmediata para su ingreso en prisión, tras las órdenes dictadas por la Audiencia de Navarra, que sostiene que los condenados no tienen que ir a esa comunidad a realizar ningún trámite, de manera que todo apunta a que cumplirán directamente la condena en una prisión de Sevilla que previsiblemente elegirán por arraigo.
La decisión del Supremo supone la primera vez que un tribunal da la razón a la víctima y al resto de acusaciones (Fiscalía, Ayuntamiento de Pamplona y Gobierno foral) al estimar sus recursos y considerar que la joven de 18 años sufrió una violación el 7 de julio de 2016 en Pamplona. En un comunicado, el tribunal da cuenta de la “actitud de sometimiento” que adoptó la joven, dada la “situación intimidante” en la que se encontraba y que fue aprovechada por los cinco condenados para cometer “diez agresiones sexuales” con “penetraciones simultáneas por vía vaginal, anal y bucal”. Hizo, dice la Sala, “lo que los autores le decían que hiciera, ante la angustia e intenso agobio que la situación le produjo por el lugar recóndito, angosto y sin salida en el que fue introducida a la fuerza”.
No olvida la Sala –que estima concurren las agravantes de actuación conjunta y de trato vejatorio a la víctima– “el alarde” que los acusados “hacen de las prácticas sexuales en los vídeos grabados, jactándose de su obrar”. Además del delito de violación, el tribunal condena a Guerrero a dos años más por un delito de robo con intimidación al quedarse con el móvil de la joven. l