La bandera de Galicia solo tiene dos colores: el blanco y el azul. Desde el ángulo superior izquierda hasta el ángulo inferior derecha, atravesando el centro, se halla su característica franja azul que, según las primeras crónicas a finales del siglo XIX, debe tener de ancho la tercera parte del alto o ancho total de la bandera. Pero, ¿de dónde surge la actual bandera de Galicia?
La bandera gallega moderna que podemos ver en la actualidad y que se realiza en cualquier fábrica de banderas nació en el siglo XIX y está inspirada en la bandera de la Comandancia Naval de A Coruña. Esta última estaba formada desde 1845 por un aspa azul en fondo blanco, la llamada Cruz de San Andrés, pero que, curiosamente, fue cambiada por una banda azul en 1891 para evitar confusiones con la bandera naval rusa.
Fue así como al quitarle una parte a la Cruz de San Andrés de la bandera por lo que se dejó uno solo de los brazos, dando lugar a la actual franja azul que atraviesa la bandera gallega. Alrededor de dicha bandera autonómica y su inspiración en la de la autoridad coruñesa hay una historia que ha ido pasando de generación en generación.
Durante el siglo XIX, miles de gallegos emigraban cada año hacia América para escapar de la crisis económica y política que asolaba Galicia y España en general. El puerto principal desde el que partían todos los barcos era el de A Coruña, en donde precisamente se situaba la comandancia naval.
Cuenta la tradición que esta bandera era la última que los emigrantes gallegos veían antes de abandonar su tierra rumbo a hacer las Américas. Y la tenían tan presente que al llegar a su nuevo destino, era la que precisamente utilizaban para recordar aquella Galicia que dejaron atrás.
Décadas después, y a medida que los primeros emigrantes regresaron de América, aquella bandera original cruzó el Atlántico de vuelta y fue adoptada en Galicia al comprar banderas como la bandera gallega moderna.
Fue el 29 de mayo de 1984 cuando la Xunta de Galicia fijó las proporciones exactas de la actual bandera gallega y que ya rigen para cualquier fabricante de banderas, oficial en la región en 1981 tras la aprobación del Estatuto de Galicia:
La representación moderna del escudo gallego fue fijada por la Real Academia Gallega en 1972. Esta institución propuso a la Xunta de Galicia conservar la memoria de la antigua bandera gallega dentro de la bandera gallega moderna. De esta manera, surgió la conocida como Bandera de Estado con la superposición del escudo gallego sobre la bandera nacional.
Es precisamente esta última, la Bandera de Estado, la que debe aparecer y figurar en los actos oficiales del gobierno e instituciones gallegas: ayuntamientos, diputaciones, consejerías, etc. Así lo refleja el artículo 2.2 de la Ley 5/1984 de Símbolos de Galicia.
El escudo de las banderas de Galicia muestra un cáliz y siete cruces alrededor bajo un fondo azul. Durante la Edad Media y en siglos posteriores, se representaba con un cáliz cerrado o una custodia. Hay representaciones en las que incluso pueden verse hasta cinco cálices, pero no era lo más habitual.
El número de cruces del escudo gallego también ha ido variando con el paso de los siglos. Pueden verse ilustraciones históricas que muestran la presencia de muchas cruces más, seis o números indeterminados. Aunque finalmente se impuso el escudo de siete cruces en recuerdo de las antiguas provincias de Galicia: Santiago, Betanzos, Mondoñedo, Tui, Lugo, Ourense y A Coruña.
Las representaciones más antiguas del escudo gallego datan del siglo XV. Pueden verse en numerosos edificios de la arquitectura civil gallega repartidos por todo el territorio. Hay muestras en el Hospital Real de Santiago, las murallas de A Coruña, el órgano de la Catedral de Lugo, el Concejo de Betanzos o la torre de la Iglesia de Noia.
No fue sino hasta a partir del siglo XVI cuando comenzaron a aparecer las cruces alrededor del cáliz. En realidad, no se trataba en aquel entonces ni de un motivo religioso ni en recuerdo aún de las antiguas provincias gallegas. El primer cometido de aquellas cruces apenas tenía que ver con una cuestión estética.
El color del campo del escudo es azul desde el siglo XV y, en la actualidad, las cruces son fundamentalmente de plata, mientras que el cáliz es de oro fundido. Entre los ornamentos exteriores hay que señalar la presencia de la corona, el único elemento que se mantiene después de que en su origen también apareciera la cruz de Santiago.
En definitiva y, tal y como puede verse, la historia de la bandera gallega y su escudo tiene unos orígenes no solo particulares y curiosos. La inmigración gallega, tan presente a lo largo y ancho de su tierra, está tan unida a ella que incluso puede decirse que gestó su actual bandera.