Se apagan las luces y en la pantalla aparece el amor en cientos de formas. Lo clasifica un experto que cree que sin él, para qué.
Un ciclo muy goloso, ¿no cree?
Sí, a la vista de mi libro “Tan poderoso como el amor”, al director se le ocurrió hacer un ciclo basado en películas para analizar el amor y de la muerte. Comenzamos con “La sirena del Mississippi”, con Deneuve y Belmondo, y cómo alguien a sabiendas de que lo están envenenando se deja lleva. Representa el enigma de lo que significa querer a otra persona, a veces sin conocer los verdaderos motivos porque esa persona, que encarna Deneuve, es malísima.
Pero al final, el amor es una proyección inventada.
Sí, es un sentimiento de creación personal. Todos tenemos la capacidad de crear la imagen de la persona a la que queremos y que seguramente no tiene nada que ver con la imagen del resto. Eso es maravilloso porque es una ilusión de tal calibre que es capaz de vencer cualquier cosa en ese instante, porque el amor es eterno, luego se transforma en otras cosas. Sería imposible mantener esa capacidad de elucubración, pero ahí se detiene todo y es más poderoso que la muerte. No sé si es bueno que la ciencia haya encontrado los líquidos en la mente que generan cercanía. A lo mejor nos convierte en mejores, pero destruirá esa capacidad creativa.
¿Es posible no tenerla y sentirlo?
Uno sabe si el otro lo está cuando le ve esa capacidad de ilusión. Esta idea parte de la complicidad de dos personas que durante un tiempo no necesitan a nadie más para vivir. Estamos en una época que no sabemos lo que va a pasar, por eso, el libro es un homenaje al cine del siglo XX, a una sociedad que tuvo una ilusión fuerte para seguir viviendo. Acabamos el ciclo con “La correspondencia”, de Tornatore, una historia muy habitual, de profesor se enamora de alumna, pero está condenado a una enfermedad y fabrica una ilusión de supervivencia con cartas. Es surreal porque la relación es lo que hace todo.
Pero estas cambiaron mucho. ¿Qué opina del poliamor?
Puede darse porque a lo largo de la vida, que es muy larga, por qué no vas a conocer a otras personas y tener cierta relación más allá de la amistad. El problema es cómo seguir siendo fiel. Hay de todo y todo es relativo.
¿Se está perdiendo la magia con las nuevas tecnologías y la falta de tiempo para socializar?
Habría que ver si la hay en estos procesos nuevos. Hay que tener tiempo para leer, ver cine, viajar y disfrutar la naturaleza. Cuando alguien se enamora, lo busca.
¿El cine es reflejo de la sociedad o aún se hacen pelis de hombre rescata a mujer del submundo y la hace dichosa?
La sociedad no se acaba y sigue evolucionando y dentro de “x” tiempo el protagonismo femenino será distinto y el hombre se adaptará a eso. Yo era amigo de Cunqueiro por mi familia, hacía de su Lazarillo con 13 años e íbamos por la calle y me decía “mira esa chica que pudo ser Helena de Troya, tenía sus mismos ojos”. Hoy igual eso sería machismo, pero era maravilloso cuando una de ellas lo oía e incluso a veces no sabía ni quién era. Había una idealización y no era malo.